Acaba de hacerse pública la lista de los premiados con este galardón tan antequerano, recordándonos a nuestro nivel local el gran día de Andalucía, el 28 de febrero. Vaya mi felicitación a todos los galardonados –personas y entidades locales– y permítaseme recordar un 28 de febrero –algo lejano ya– en el que recibí ese galardón de manos del entonces alcalde Ricardo Millán. El propio alcalde me llamó para comunicarme la concesión, y me pedía que dijera unas palabras en nombre de todos. Mi respuesta fue afirmativa, a condición de tener una charla de 1 a 2 horas con cada uno de los galardonados –a título personal o en representación de las entidades premiadas–.
Fue en febrero del 2004; así pude conocer a los premiados y así entré en contacto con Lourdes Moreno de Rojas, de cuyo fallecimiento, el 24 de octubre del 2022, se cumplirán casi cuatro meses el 28 de febrero… Ruego a sus descendientes que acepten este pequeño homenaje en memoria de su madre, y abuela…
Unos días antes del 28 de febrero del 2004, pude compartir con ella en su casa un ratito. Tenía que conocerla de cerca, como hice con el resto de los premiados. Se le atribuía el Efebo como mujer ejemplar que había sabido continuar el negocio familiar, “Rojas”, bajo la denominación de “Rojas Moreno”, tras haber quedado viuda y madre de 14 hijos. Aquella tarde encontré a la Lourdes en la que había pensado –como buen antequerano– en más de una ocasión: exquisitamente educada, cercana, y atractiva madre de 14 hijos. Volví a ver a Lourdes el día de la entrega oficial del Efebo, y volvía a verla y a saludarla con respeto cuando la encontraba en mis espaciadas visitas a Antequera.
Un buen día, la vi de lejos, siempre atractiva en una sillita de ruedas y no quise saludarla, pensando equivocadamente que se pondría algo tensa. Pasaron los días y, ya en el 2021, con motivo del acto de imposición de la medalla de Honor que el Instituto de las Academias de Andalucía había tenido a bien concederme, no traje de Madrid ninguna camisa adecuada para ponerme con alguna de mis corbatas; mi problema lo solucioné en la tienda de confecciones Rojas de siempre; sus hijos me atendieron con suma delicadeza y me proporcionaron dos camisas de vestir que me acompañan siempre en mis viajes protocolarios. Aquella ocasión –julio del 2021– fue la última en la que compartí algunos minutos con la Lourdes de siempre: acogedora en compañía de sus hijos, madre atractiva como siempre, aunque esta vez en su silla de ruedas.
Nuestro “Sol de Antequera”, en su ejemplar del 29 de octubre del 2022, nos informaba que nos había dejado el 24 de octubre una mujer, una madre y una abuela. Yo, al leer la noticia, quedé en silencio y le pedí a ella que rogara por los que aún quedamos en esta tierra. Añadiré,con unos meses de retraso, que se nos fue además una Lourdes que, con su atractivo personal, recogió con toda dignidad el Efebo que nuestro Ayuntamiento le concedió un 28 de febrero del 2004, por haber sabido continuar el negocio original de los “Rojas” tras el fallecimiento de su marido, Antonio Rojas Muñoz.