Los antiácidos son uno de los grupos de medicamentos más utilizados por la población en general. Como su propio nombre indica estos fármacos se utilizan contra la acidez de estómago, neutralizan químicamente la acidez producida en el estómago durante la digestión.
Por su composición química los antiácidos alcalinizan el contenido gástrico, de esta manera inciden directamente sobre el ácido clorhídrico producido por el estómago. No debemos confundir la acidez con otras enfermedades como el reflujo gastroesofágico, la hernia de hiato o la dispepsia. Podemos tener acidez por sí sola sin necesidad de sufrir otras enfermedades digestivas.
En cualquier caso, si necesita tomar antiácidos muy frecuentemente debería comunicárselo a su médico. No es obligatoria una prescripción médica para obtener un antiácido, existen multitud de presentaciones farmacéuticas tanto en comprimidos, como en sobres e incluso en jarabes. Consulte a su farmacéutico sobre el antiácido que sea más adecuado para usted. No debemos olvidar que no es bueno abusar de los antiácidos porque disminuyen la absorción de algunos nutrientes y minerales, como por ejemplo el hierro.
Según sea su composición los antiácidos pueden producir algunos efectos secundarios. De esta manera los antiácidos que contienen magnesio pueden producir diarrea, por el contrario los antiácidos que contienen calcio pueden producir estreñimiento. Para evitar el exceso de acidez deberíamos evitar la ingesta de ciertos alimentos como pueden ser el tomate, el chocolate, el café y lógicamente los alimentos muy condimentados y que contengan especies.
También si utilizamos fármacos como los progestágenos, boncodilatadores, dopamina o anticolinérgicos podemos sufrir acidez. Como norma general deberemos evitar tomar antiácidos junto a otros tratamientos farmacológicos que tengamos prescritos por nuestro médico. Si lo piensan bien quizá eligiendo la compañía adecuada nuestra vida no sería tan ácida.