De igual forma que es más que recuperada la cita de que la política es el arte de lo posible, debieran los socialistas españoles haber tenido más que presente que el fin no puede justificar los medios.
¿Cómo puede un socialista serio, profundo y con principios tragarse el acuerdo con ERC sabiendo que va totalmente en contra de los acuerdos más elementales del socialismo? ¿Cómo puede admitirse con Josep Borrel como faro de la política europea un acuerdo entre PSC y ERC sabiendo que marca el inicio del camino de la España de la federalización como nación?
Preguntas que parecen muy difíciles de entender para quienes tenemos la coherencia, el respeto y la autoridad como las armas de nuestra vida se hacen fácilmente entendibles para los jugadores de la partida. De un lado, los socialistas: el ariete que nunca debió tener España porque va en contra de la unidad territorial; y por otro, Cataluña: una región criada, engordada, mantenida y empoderada bajo el manto protector de todos los gobiernos desde el régimen franquista a nuestros días que ve como el pacto y los acuerdos de esta semana suponen el mayor salto de altura en financiación y fiscalidad para con ellos mismos.
Si hacemos caso a la información oficial que nos suministra la prensa oficial, la entrada de Illa como presidente autonómico le va a permitir que Cataluña disfrute de un concierto económico en materia de financiación sin igual, Unos acuerdos que le permitirán salir del régimen común y que harán que el sistema nacional tenga en torno a 30.000 millones de euros menos al año.
¿Pasa algo? Nada, no pasa nada. ¡Siguen robando! Las voces discordantes dentro de las filas socialistas, desde Emiliano Garcia-Page hasta Luis Tudanca pasando por otros dirigentes, son para el partido que dirige Pedro Sánchez papel higiénico al que no considera porque su única y exclusiva misión es seguir en la Moncloa.
¿Dónde están las voces de los pata negra del socialismo? ¿Cuáles son las posturas de las juventudes socialistas frente a los ataques hacia la nación española? Da igual lo que piensen unos y donde se sitúen otros. Bajo el emblema de políticas socialistas, bajo el escudo de aplicar políticas de izquierdas para mejorar la vida de los ciudadanos se esconde el quid de la cuestión. Todo lo demás no importa, ni interesa. Eso no forma parte del juego.
La tómbola de las subvenciones en la que se ha convertido España -siempre toca-tiene a una gran mayoría comprada, aburguesada y disfrutando por medio del ariete socialista que viene a impulsar la lengua catalana y el reconocimiento de lo que los va a caracterizar como pueblo o nación. A partir de este punto, cada día un capítulo más y los españoles mirando al horizonte, sin pensar y muchos menos sin entender que nada es para siempre y que al final entre todos la mataron y ella sola se murió. ¡Adiós España!
