Si en mí estuviera recortar titulares de prensa haría una escabechina de lo lindo. Me asustan las frases cortas, impactan ¿verdad?
Ese es el terror que provocan en mí. Esa brevedad esconde una orgía espectacular de fraudes, bancarrotas, mentiras, muuuchas mentiras envueltas en tul, que suenan al roce sedoso de un lago de los cisnes o de patitos feos, que en la verdadera historia, son los que mueren ahogados en un mar de lágrimas lleno de agujeros, de rotos, de miseria, de indigencia provocada por los titulares cortos y las sentadas improductivas de nuestros dirigentes.
«Si vienen otros a hacer el Presupuesto, verán lo que es un ajuste» (Guindos today) ¿No me digan que esto no esconde muertos vivientes? Pues por desgracia SÍ.
Ayer, Yesterday, y no precisamente el The Beatles, un padre, en el transcurso de una charla en el centro de profesores, preguntaba un tanto angustiado, por los recortes en educación. Ni les cuento lo que se lió. A capella, aquello se convirtió en un coro y no celestial. La respuesta fue consensuada y unánime: aumento de la ratio, eso es, más alumnos por aula. Menos profesores igual a más alumnos por aula. Esto como aperitivo. ¿Y la calidad de enseñanza? ¡Ah! pues no se sabe. Desde luego masificar a los estudiantes nunca lo ha sido.
Por cierto, ¿qué fue de aquello que decía «educación personalizada»? Tal vez se perdiera tras el cortísimo titular de Burbuja inmobiliaria, vete tú a saber.
Porque, ¿dónde está el dinero que falta?, ¿qué lo hemos gastado?, ¿uiénes?
No me den más titulares ni cortos, ni largos. No me hagan más Luz de gas, no más cortinas de humo. Señoras, señores gobernantes, ¿creen que somos idiotas? ¿A qué jugamos? ¿A apretarse el cinturón? Pues a dar ejemplo, pero no con vistas a la galería NO, de verdad con control válido, no corrupto. Con palabras audibles, comprensibles, pero no huecas para unos y llenas de fajos para otros. Fajos de billetes, aclaro.
Tomorrow será otro día.
