No hay otra alternativa si se quiere lograr resultados óptimos, no precisamente en este momento que la crisis bombardea con una fuerza y constancia que está haciendo un daño que poco tiempo atrás no se hubiera creído posible, siempre hay que sumar.
Días pasados, en una entrevista de radio se trató el tema del turismo en nuestra ciudad, acudir cada año a Fitur y analizar la posible repercusión en nuestro entorno, vender la marca Antequera con todas las posibilidades que cara al turista ofrece. Todos los contertulios coincidieron que aún queda mucho por hacer, pero que también sabiendo gestionar, con poco se hace mucho. Quizá sea el momento de englobar a todas las empresas y plataformas, que no son pocas en Antequera, y que no han tenido el resultado que se esperaba, tal vez sea, porque en tiempos de abundancia el valor y el esfuerzo quedan un poco relegados de sus funciones. De esfuerzo voy a continuar hablando porque hay que remediar a muchas personas que lo están pasando realmente mal. Y, aprovechando que hay gente con una sensibilidad especial, donde no llegamos la mayoría de los mortales, estamos en la obligación moral de ayudar y apoyar cualquier iniciativa por pequeña que sea. Como dice mi amigo Pedro, de Cultura, nada es menos. Y participar activamente da muchas sorpresas. Nunca se acaba de conocer a la gente, generalmente encuentras apoyo y generosidad, pero también un rechazo que incomoda a algunos. A veces, críticas jocosas de rácanos que nunca han abierto el monedero para una causa social delante de mis narices, no los tengo fichados pero presumo de conocerlos. Esos comentarios de que tienen que cruzar de calle o acera cuando ven a alguien pidiendo, se los pueden ahorrar, porque siempre se salen con la suya ahorrándose el donativo.
Les falta aprender que socorrer en las necesidades es una obligación por el simple hecho de ser persona. Nada tiene que ver ni la religión ni los curas, aunque nos hagan tanta falta.
