Un equipo de investigadores de la Universidad de Cornell (Nueva York) ha desarrollado un modelo de aprendizaje basado en el comportamiento de perros con el objetivo de conocer la perspectiva de estos animales en su relación con el entorno y cómo planean sus movimientos. El experimento aplica la inteligencia artificial a los perros. Sensores para registrar los movimientos del cuerpo y una cámara en la cabeza que registra las acciones. Todo ello podría ir destinado para que en un futuro no muy lejano se consiga crear un eficiente perro robot.
¿Tantos perros necesitamos para movernos en la sociedad? La mayor parte del espacio dedicado a las personas hoy lo ocupan los perros, entran en los comercios con la misma libertad que un hipotético cliente buscando un producto. Llenan los hoteles gozando de un merecido descanso y acceden a los sitios comunes con el beneplácito de los dueños del establecimiento que tienen que esquivar las miradas incrédulas y reprobatorias de otros huéspedes.
“Donde voy yo, viene mi perro” podría ser el lema que no aparece por ningún lado, pero está presente en la mente de todos los propietarios de animales domésticos; forman parte de su familia y no conciben hacer sus vidas si tienen que prescindir de sus compañías ni siquiera una semana para disfrutar de las vacaciones. Y todo ello es muy respetable.
Pero en esta sociedad hay muchas personas, entre las cuales me incluyo, que se ven obligadas a ceder la acera a los perros, a respirar el olor de tanto pipís perruno que en el verano llega a ser nauseabundo, que prescinden de la compra si hay un perro en el interior del establecimiento y que no comparten ocio con un animal que no quieren tener cerca. Y deben tener también su espacio de libertad. En Antequera no caben más perros, y a partir del veintinueve de septiembre que entra en vigor la ley del maltrato animal, habrá que dejar espacio para que capen a sus anchas otras especies.
Es lo que nos ha tocado vivir. Y otorgar por un juez la custodia del perro en caso de separación de la pareja. Nos parecía poca cosa el atollamiento de la justicia para añadirle un poquito más.