Cuando oímos hablar de Tenerife, nos imaginamos unas playas idílicas, llenas de vida, donde nuestros vecinos europeos pasan sus vacaciones tostándose la piel y dejándose acariciar por los vientos alisios. Tenerife no es solo turismo, es mucho más que paraíso vacacional, que el Teide, su querida montaña que está nombrada en todos los libros de geografía por ser la más elevada de España y ocupa todo el centro de su territorio. Es una isla de contrastes. Hay que hacer el viaje con la curiosidad del explorador. Dueña de una vegetación que te hace parecer que transitas por tierras gallegas: humedad y montes verdes. Ciudades que se disputan una belleza paradisíaca; juegan con los colores de sus construcciones con verdadera maestría.
Un claro ejemplo es la ciudad de La Laguna, que según las explicaciones del guía, la variedad de pigmentos de las fachadas era debido a que en su momento sirvieron para ser identificadas cuando ofrecían sus productos. La sabiduría de un pueblo que, entonces, analfabeto,sobrevive a cuantos inconvenientes le acechen. Tenerife enamora y te recibe con verdadero agrado. Hasta el tiempo se confabula para ser tu amigo.
Pero Tenerife también tiene corazón y a veces llora. Cuando se declaró la invasión de Ucrania, muchos ucranianos fueron sorprendidos en el extranjero, algunos de ellos concretamente en la isla bonita. Varios hoteles realojaron a estas familias, niños, jóvenes, madres y abuelas; ya nos podemos imaginar la decisión que tomaron los varones adultos. Al lado de nuestra habitación se alojaban una chicas ucranianas de distintas edades. Entre ellas, dos niñas preciosas que no suman dos dígitos en su edad, de melenas rubias y tez blanca. El camarero que las atendía las sorprendió, una mañana después del desayuno, hablando a través de la tablet con un soldado ucraniano. No pudo entender ni una sola palabra de las que intercambiaron, pero hay emociones y duelos que se expresan en el silencio de los gestos.
El padre que las había acompañado unos días antes a disfrutar con su familia, es un soldado en una guerra, que un loco despiadado ha inventado y que la comunidad internacional se encuentra de manos atadas. ¿Hasta cuándo estarán estas niñas errantes en un mundo tan distinto al suyo?