El menos deseable de los modelos de ciudad patrimonial es el de la ciudad-museo, es decir, el de ciudad de plazas y edificios perfectos, brillantes, inmutables y sin vida, que sólo sirve al contemporáneo e inesperado fin de ser visitada y fotografiada por turistas.
La ciudad patrimonial hoy en día sólo es tal si, además de por visitantes y estudiosos, es disfrutada por sus propios ciudadanos. Y sí, además de los valores históricos y culturales, es atenta a factores medioambientales y humanos, mediante intervenciones responsables y puntuales.Por ello, el anuncio de la plantación de 300 árboles y 4.000 arbustos es, sin duda, una excelente noticia. Desconozco cómo se va a realizar, en qué términos y en qué situación.
Pero, independientemente de todo eso, la noticia es excelente porque subraya el interés en construir ciudad mediante su adecentameinto con intervenciones sencillas, pero potentes.La plantación de árboles es barata. Genera una calidad y calidez visual, térmica y organoléptica que ningún otro elemento urbano consigue. Crea sombras, hace amable la ciudad. Controla la temperatura, mejora la calidad del terreno y del aire. Crece con la ciudad, muta según las estaciones: no resulta otro elemento inmutable más.
¡Ojalá se instaure la costumbre de actuar en nuestra ciudad mediante la creación de espacios verdes y de plantación de árboles! ¡Ojalá los ciudadanos exijamos y valoremos de nuestros responsables este tipo de intervenciones, humildes, precisas y necesarias, antes de proyectos costosos, arriesgados y rimbombantes de dudosa futura utilidad!