Reconozco que vivo con comodidad en un mundo cada vez más incómodo. No es que carezca de obligaciones y faenas, las tengo, y casi excesivas para mi edad. Tengo un hogar y todas las comodidades resueltas y, aún así, son muchos los pequeños obstáculos que esperan ser superados para hacerse sitio otros. Y la incomodidad surge cuando veo una patera tras otra que llegan con personas extenuadas, al borde de la muerte o con una deshidratación severa. Niños que apenas han cumplido los cinco años. Y nos seguimos preguntando que los inmigrantes tienen que venir con papeles.
Si traen papeles ¿dónde los colocamos? Sin estudios, con lenguas distintas y apenas sin cualificación porque no ha tenido la más mínima oportunidad. Si en nuestra España estudiar está al alcance de la mayoría y el fracaso escolar y la desgana por la formación es una realidad. ¿Qué podemos exigir?Poner en acuerdo lo que anda en desacuerdo es casi una utopía. Si leemos los programas electorales, los inmigrantes se encuentran un poco ignorados. Algunos que los incluyen, con reservas y los que los excluyen, sin miramiento alguno. Personalmente pienso que la sociedad es más rica multicultural y los colores de las razas es algo superficial, es la piel, no el corazón.
Nuestro País es el puente perfecto para dar el paso a un mundo mejor. Y es cierto que la mayoría de los que entran no se quedan con nosotros porque no tenemos mucho que ofrecerles comparado con nuestros vecinos europeos. Nos cuesta unifica criterios, incluso en temas tan importantes como la lucha por la supervivencia.Veremos a ver qué ocurre con la noticia tan grata que hemos recibido del trasvase de agua de Iznjar.
Andamos secos como la mojama, pero entenderse opiniones adversarias es más complicado que salvar los obstáculos administrativos que se pueden plantear. Y a esperar que Madrid de su consentimiento. Una cosa es la reunión de despacho y otra, bien distinta, es la política que desarrolla cada uno para conseguir sus fines. Y nada se hace sin rédito partidista. Todavía tenemos una pequeña esperanza: acudir a las urnas.