Cuando abro una novela del género negro, policiaco, un thriller, como nos gusta llamar a este tipo de escritos o películas, me encuentro con un mundo de papel o celuloide que me arrastra. Emociones encallecidas, rasposas. Buenos y malos, asesinos, asesinas,traficantes, extorsionistas, ladrones de guante blanco y negro, muy negro, políticos corruptos de por medio, detectives con sombrero o desarrapados que sufren en su interior un vacío existencial o aquellos otros que trabajan con elegancia extraordinaria que son tan eficaces como el que más y, desde luego policías, aquí también encontramos una calidoscópica gama.
Luego tenemos abogados, fiscales, jueces, juicios directos o velados y justicia para todos aunque esos todos, y esto parece un trabalenguas, no obtiene la misma ley aunque ésta esté escrita, porque la interpretación de la misma da mucha cancha a los buenos abogados y a los escritores que los crean o a los directores de cine que dirigeno a los actores que los interpretan. Emociones desbordadas o contenidas entre líneas o rodajes. Escenarios enjutos, retorcidos, moral ambigua, claroscuros cromáticos.
En este tipo de novelas nos encontramos unos exteriores desaparecidos, borrosos, o tal vez con bosques frondosos e inquietantes que casi siempre ocultan algo tenebroso. Quizá la trama se desarrolle en ciudades populosas, sofisticadas, millonarias, destruidas por bombardeos, o pueblos remotos despojados de su identidad a lo largo de unas páginas.
Ya quisieran nuestros políticos ser los protagonistas de una buena novela negra aunque ellos se creen protagonistas de todo. Cuando empiezo a leer una novela o ver una película de este género tengo la libertad absoluta de dejar de leer o dejar de visionar. En realidad hablo de libertad de acción.
Los hechos reales de nuestro país me ponen carne de gallina. Artificio y fuegos de colores. Intentemos no repetir sus errores, salvémonos sin artilugios ni artificios, no se puede llevar una contabilidad creativa de contagiados o muertos. La película terminará en un par de horas o tres como máximo, la novela en unas cuantas sentadas de lectura, esta pandemia no.