Me gusta ser optimista, pero claro está, cuando te miran raro como si estuvieras pirada, en un mundo de desconcierto continuo, yo añada para tranquilidad del oyente “pero con los pies en el suelo” Y esta aseveración tan humana, tan terrenal, le da seriedad y sensatez al asunto. Tampoco hay que ir desencajando la vida de las gentes que, por una u otra razón se amargan considerablemente por cualquier cosa, lo que viene siendo, ahogarse en un vaso de agua. Pues eso.
Cambio de canal. Estoy harta de exhibicionismo político del…”tú más” al “los otros son una desgracia, una ruina, unos malvados con coletas, con rizos, con nombres raros con intenciones malvadas, si los votáis esto será el caos y todo lo que hemos conseguido se irá a hacer gárgaras”.
¿Conseguido? ¿A quién pretenden tomarles el pelo? ¿Qué se ha conseguido? Yo más bien preguntaría ¿qué se ha perdido? Porque ha sido mucho, es mucho.
Está bien, sólo necesito un instante para posicionarme y devolverles el testigo, lo de devolverles el guante lo considero demasiado caballeresco, creo que no lo entenderían. Ni si quiera Esperanza Aguirre que sabe salirse por la tangente y olvidar se de aquéllos a los que ella ha nombrado sus manos derecha, tiene muchas, y que luego han resultado ser buenos pájaros. Tomemos por ejemplo a Granados, Enrique Granados. La pobre Esperanza traicionada!!
Me voy a la dos, al canal dos. A uno de los documentales que te narran otras historias. De repente te das cuenta que, no todo se reduce al jolgorio confuso de esta España y de Europa. Hay rincones recónditos llenos de gente feliz que disfrutan viendo cómo se recoge la soja por los bancales de otras realidades y que comen de lo que siembran o caminan kilómetros para cambiar un saco de maíz por sabe Dios qué otras cosas.
Me relajan estas visiones y me alegra comprobar que no todo, ¡gracias a Dios! es el banco europeo y el blanqueo de capitales o el robo a los más indefensos