lunes 11 agosto 2025
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Cuando la luz levante el despertar de tu sonrisa

Cuando la luz levante el despertar de tu sonrisa, el cauce incesante de mis recuerdos, serán como tiempos vividos sin prisas, y el viento será solo sueño inmenso. Y si al sonido de esa vieja guitarra, de ese ‘Amor Brujo’, o de ese ‘Concierto de Aranjuez’, que embriaga, calmando al silencio, dejándote un beso, de mis labios desprendidos, acariciando tu pelo. De aquellas sábanas blancas que envuelven cuerpos jóvenes, jugando al amor, escondidos entre los pliegues, con su piel blanca de inocencia estrenada.

Ese gran amor de Doña Emilia Llanos Medina, por Federico García Lorca, es pasión desenfrenada de un imposible como ese amanecer tras La Peña, dando un beso a esa luna de Agosto al marchar cada mañana. Rompe el agua, el silencio en aquella estancia de vida, que soñando soñara, y que cuyo divertimento de las musas siempre están sonriendo y cantan canciones prohibidas de alcobas escuchadas tras la penumbra, sin sentido y si más nada.

Dicen que tenemos cuatro angelitos en la cabecera de nuestras camas, que ríen y revolotean sin dejarnos estar en paz en esos sueños del alma, quizá de cuerpos entristecidos que echan tanto en falta, el calor de ese cuerpo entre brazos que queman cuando abrazan. Cuánto amor y cuánta tristeza Emilia con un amor que por dualidad vivía entretenido entre romances, versos y sábanas negras, que tapando las prohibiciones de aquellos tiempos bien que sabías que se daban. Amores entre poetas, escritores, pintores lo que hacía sufrir a tus sentimientos que te atormentaban.

Cuando suenan los compases de esa guitarra, esa misma que hace llorar a los silencios, oigo por ejemplo y veo sin parpadear, esas manos virtuosas a que es acompañada por la Danis NationalSymphony Orchestra, haciendo eco en los requiebros y momentos como el agua mansa cae por la fuente de Los Leones de Granada, o por nuestra Fuente del Toro, o por su murmullo por aquellos jardines del amor, perdidos por los jardines de Aranjuez o por los patios de la Alhambra , o por La Malagueta con su aroma a nardos por su paseo marítimo junto a la playa.

Cada nota, cada silencio, es un poema, es un verso que aquí no tiene principio, ni fin, es que no acaba, es como un quiero más tiempo, más silencios, más besos que partan en dos el alma.

II Adagio de este concierto de Aranjuez by Joaquín Rodrigo, cuyas manos magistralmente nos deleita el maestro Pepe Romero en su guitarra. No hago más que pensar en aquella agua que a tus pies mi Indio Dormido saluda y se marcha. Cada gota es como una golondrina la que al cielo su vuelo alza en una canción de amor, agua que en tus pies se baña, es ese refresco ante el tórrido calor que destroza los cuerpos sin sentidos y sin calma.

Miras despacio desde el Altozano, entresijo de rojas y escarpas de mi Torcal, como algunas mozas, con sus vestidos de estreno y sus primaveras recién estrenadas, marchan sonriendo tras su picara mirada escondiendo su rostro tras de ese abanico que al calor le presta a su cara. Barullo juvenil que llevan de paseo por estas calles y plazas, en la feria de mis sentidos de Agosto, por cierto donde todo se da, todo es posible, ver de nuevo a esos viejos amigos, y de aquellos otros que ya no sabemos nada, todo se da en este mes de Agosto, por feria, en esta ciudad de ensueño como es mi Antequera.

Marcan despacio las mareas, como las estrellas brillando en el cielo, y esas luciérnagas juegan en espacios obscuros, brillando con esa luz tan especial que las caracteriza. Mareas inquietas y cambiantes, cuyas olas van a descansar en la arena de nuestro ser, de nuestros sentidos, salitre que deja mojados nuestros labios, con sabor a miel a inolvidables recuerdos, cargados de esperanza.

Sigue sonando ese Adagio, y lo oigo desde Los jardines del Rey, desde el eco profundo de Menga, o desde la cima de mi Peña de los Enamorados, ese Indio Dormido, que atento se deleita que esas notas tan bellas y profundas, notas que se esparcen por La Negrita, allá al fondo del Paseo Real, o por ese Torcal de ensueño embrujo y caprichoso de un mar de piedra, donde se queda mudo hasta el viento.

De aquellas noches de Blues en Santa María, y cómo no, de las Casetas Cofrades en el Paseo, que tras la jornada una mano te lleva por el camino de vuelta, a sabiendas que más tarde que nunca le darán un beso. Feria multicolor de aquellos vestidos de gitana, como de igual manera la de los toreros, sin desmerecer el colorido en los toros, figura principal en nuestra Plaza en ese arte de Cúchares.

Nos quejamos de tanto calor en este tórrido verano y de tanto frio en invierno, y quizás no miramos el dolor soportado por Doña Emilia, ante aquel calvario sin techo, el amar a Federico, un poeta, cuya lucha interior era vivir y amar sin miedo, envuelto tras su dualidad. Mi ciudad está repleta de rincones mágicos y plazas recoletas, donde vivir eternos romances en paz y tranquilidad, y como no, hospitalaria, donde poder tomar un café o una copa con total frescura, esa que tanto añoramos en estos tiempos de estrés.

Doy gracias al Santísimo Cristo de la Salud y Ánimas de San Juan, a la Virgen del Socorro, al Mayor Dolor, al Nazareno de la Sangre, a Madre Carmen y Santa Eufemia, a los que rezo dándole las gracias por lo que me dieron y pidiendo para todos que remedie los males de los demás, de todos aquellos que quiero.

Hoy sin más me dan dos noticias muy gratas, mi buen amigo y compañero en las Esclavitud de los Remedios Juan Ignacio Arcos, ha sido el presentador del Cartel de nuestra Real Feria de Agosto, y cómo no a la recién nombrada Regidora de todas las fiestas a nuestra buena amiga Lourdes Moreno, a la que felicitamos de todo corazón deseándole un feliz reinado. ¡Feliz Real Feria de Agosto!

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