martes 3 diciembre 2024
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Cuando llega septiembre

Se dice es el momento de ponernos al día, y si queremos alcanzar nuestros objetivos el mejor camino para lograrlos no consiste en ponernos metas sino, el de marcarnos compromisos. Somos lo que pensamos. Para mí, no hay duda alguna, el reflejo, la raíz de lo que hablamos, es producto directo de lo que pensamos, nuestras palabras, hunden con rugosas ideas sus tentáculos en nuestro subconsciente, por lo tanto si cuidamos lo que pensamos, podemos estar determinando lo que decimos y por ende lo que hacemos.
Si hablamos de propósitos, es más que seguro que en nuestro pensamiento vamos a ser más permisivos, lo vamos a intentar, pero en llegando algunas dificultades con la mayor certeza nos daremos permiso para la relajación y el posponer los objetivos planteados. No va a ser lo mismo si hablamos de compromisos, si pensamos en comprometernos, con nosotros mismos, con los demás… la propia acción del compromiso nos va a exigir más esfuerzo, con mucha probabilidad pondremos más energía, porque habremos adquirido un débito, una obligación, nos veremos en la necesidad de realizar cualquier trabajo en pos de conseguir saldar, ésa deuda adquirida con nuestro pensamiento, con nuestro razonamiento, con el soy yo interior al que le debemos el sosiego y la armonía para inclusive mejorar nuestra salud.

En la búsqueda del bienestar, de la energía, la lozanía… no olvidemos que si queremos felicidad, la salud es, la semilla con la que podremos cosechar los mejores frutos. Esta idea les digo, está propiciando que cada día, por fortuna, el que, las personas que practicamos deporte cada vez seamos más comprendidas y que este hecho, sea aceptado por una inmensa mayoría de personas, en nuestra sociedad. Gentes que madrugan y salen a caminar, a correr, otras se apuntan al gimnasio, a natación. Antes o después de sus jornadas laborales, en los fines de semana, cada individuo adaptando y distribuyendo el tiempo para poder regular con la medicina deportiva sus constantes vitales.

Eos, diosa del amanecer, se enamoró de Titono apuesto joven hijo de un rey de Troya, el cual con su belleza, cautivó a la hermosa diosa, de tal manera que ésta, le pidió a Zeus le otorgarse a Titono, la inmortalidad, para poder así compartir vida eterna con su amante. Zeus aceptó. Con el tiempo, Eos descubrió su error: había pedido vida eterna para su amor, pero olvidó pedir también juventud. Titono, envejeció, la fuerza y belleza de su cuerpo menguó sin fin, en una eterna continuidad hasta quedar incapacitado sin poder ni moverse.
Los últimos estudios acerca de la longevidad y mejores maneras de afrontar la vejez, nos indican que hay dos edades en cada individuo, en cada persona. La edad cronológica y la edad biológica. Por tanto se trata de no hacer mucho caso a la edad cronológica y si de estar por la mejora y contención de la edad biológica. He ahí, la importancia del pensamiento, porque de ahí saldrán nuestras palabras para comprometernos con nosotros mismos e inducirnos a una responsabilidad para observar y emprender actividades que nos lleven a la mejora de nuestra salud. Y a la hora de comenzar aquellas actividades, que nos han de llevar a conseguir esa vida plena y saludable, lo haremos con más seguridad e intrepidez.

Y hoy les dejo otra motivación. ¡El Baile! El baile es sincronización, es coordinación. La neurociencia confirma que el baile produce una reorganización del cerebro de tal manera que aquellos pensamientos que nos van asaltando en pos de advertirnos que nuestra edad biológica se está deteriorando, se disipan, el baile, en cualquiera de sus modalidades actúa como una gran regenerador y protector de las neuronas y del propio cerebro, mejorando su funcionamiento y previniéndonos del envejecimiento patológico.

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