Han pasado muchos años, pero he decidido que no quería dejar que pasara más tiempo sin escribir estas líneas de agradecimiento y lo hago hoy, 12 de mayo que celebramos el Día Internacional de la Enfermería. Soy enfermera.
Pertenezco a la tercera y última promoción de la Escuela de Enfermería de Antequera, de la cual me siento muy orgullosa. Han sido infinitas las veces que he recordado a todas y cada una de las personas que hicieron posible que ese proyecto tan importante se llevara a cabo. En primer lugar, al Ayuntamiento de Antequera, encargado de la gestión económico-administrativa del Hospital; al Decano de la Facultad de Medicina de Málaga, Don Felipe Sánchez de la Cuesta. También a nuestro Director de la Escuela de Enfermería de Antequera, Dr. Don Salvador Abela y a las Secretarias de la Escuela, Pepi y Amparo del Pino.
Mi más profundo agradecimiento a todos los grandes profesionales de la Medicina como el Dr. Don Ricardo del Pino, Dr. Don Gabriel Montoro, Dr. Don Francisco Molina, Dr. Don José Galindo, Dr. Don Juan Herrera, Dr. Don Manuel Gutiérrez, Dr. Don Francisco Elías, Dr. Don José María Jiménez, Dr. Don Rafael Gómez y otros muchos más que impartían clase de forma tan generosa y desinteresada.
Aunque desafortunadamente algunos de ellos ya no están entre nosotros, siempre queda el bonito recuerdo de su entusiasmo por enseñar, compartir y explicar sus conocimientos, con una actitud envidiable y seguro exprimiendo su tiempo para dedicarlo a los demás.De ellos aprendí tantos conceptos profesionales como humanos pero sobretodo, conocía personas extraordinarias que hacían un trabajo heroico teniendo en cuenta los pocos recursos materiales y económicos de esa época.
Gracias y mil gracias a todos. No puedo olvidarme de las Hermanas de la Caridad de San Juan de Dios, las cuales se encargaban de enseñarnos y supervisarnos las prácticas diariamente. Tampoco me olvido de mis compañeros, con los que compartí tres maravillosos años, cada uno de una ciudad distinta y con la ilusión de cumplir un sueño.Recuerdo especial a mi padre Joaquín que desde su trabajo en la Administración del Hospital, también supervisaba el día a día de la escuela. Para finalizar quiero decir que los llevaré siempre en mi corazón y que si volviera a nacer sería, sin lugar a dudas, enfermera.
MARÍA DEL CARMEN RUIZ CABRERA
