Sorprendidos una vez más nos deja la marca de la manzana con el lanzamiento de su nuevo modelo Iphone X. Hemos visto cómo sus exitosas políticas de marketing siguen consiguiendo cautivar al futuro comprador hasta el punto de hacerle experimentar como una emoción positiva la tediosa e insufrible permanencia en una larga cola delante de sus tiendas.
Priorizar la deuda y la necesidad imperiosa de tener frente al legado de nuestros padres en sus deseos de ahorrar para comprar a la antigua usanza: el “guardar para cuando no haya” en contraste con los nuevos tiempos donde consumir sin raciocinio está a la orden del día. Es curioso pero hemos pasado de aquellos niños que ahorraban para poder conseguir cosas, emulando a sus mayores a niños –en muchos casos– que hoy son muy exigentes en sus demandas de tener cuanto antes el objeto de sus deseos.
Dice el castizo de refrán que “cuando el burro entra en el campo de coles, ya de nada sirven las voces”. Conciencia, razón y prudencia se llevan bastante mal últimamente y por si no bastara, cada día los medios de comunicación nos reflejan un extraño lado de la condición humana donde al margen de estas excentricidades, la noticia pasa por tener siempre tintes desgarradores o de tragedia. Buscar noticias positivas ya se convierte hoy en una odisea al leer un periódico o estar atento a los informativos.
Pero sin dejar a un lado esta magnífica verdura crucífera de invierno, la noticia más positiva de la semana precisamente está en los nuevos descubrimientos sobre las coles, no ya como alimento hipocalórico, fibroso, antiinflamatorio, antioxidante y rico en ácido fólico sino por ser un valioso protector del organismo en la prevención del cáncer, según el Instituto Nacional del Cáncer de EE UU y de la organización CancerCareOntarionCanada.
Parecería como si en estos tiempos por los que discurrimos la solución pasara por tener más y mejores “coles” en nuestras ciudades y en nuestros campos. Por suerte siempre nos quedará la educación, el verdadero motor del progreso.