No es mi intención, ni me considero capacitado para ello, el darles aquí y ahora una lección de lengua y escritura. Pero sí me gustaría contarles lo caprichoso, oportuno e importante que puede llegar a ser nuestra entonación, nuestro golpe de voz, al acentuar en una u otra sílaba de la palabra y o nombre del objeto al cual nos estemos refiriendo, pues de ello va a depender que estemos hablando de una cosa o de otra.
En el maravilloso Paraje del Torcal, existe una muy rica y variada flora, algunas plantas son especialmente atractivas por su colorido, por su singularidad… el pasado día 9 con la Luna llena, en lugar estratégico, departía una agradable conversación con personas amantes de nuestro Torcal, tomábamos unas viandas mientras la Luna se hacía la dueña del espectacular cielo estrellado que cubre el mágico entorno kárstico. Los grillos, con su acentuado cántico, daban sonido, acción y vida al plateado paisaje, completando con ello las mágicas sombras y figuras que las calcáreas piedras nos ofrecían.
Esta primavera ha sido muy fugaz, la flora ha perecido rápidamente debido a las altas temperaturas, la escasez de lluvia y la sequedad del suelo que así lo ocasionó. Pero el Torcal tiene esa nota de magia, esa especial orografía, esa capacidad que produce el que, en sus angostos pasajes se acumule la humedad, permitiendo con ello una espectacular floración, el hechizo de los colores desafiando a nuestra retina, lo inundo todo un año más regalándonos un preciado premio al esfuerzo de adentrarnos entre sus estrechos y laberínticos callejones.
Con especial fortuna había elegido este año, pasar un día tomando fotos de la flora y le decía a mi contertulio de la singular y cautivadora belleza de las “peonias”… Peonías. Me corregía con un suave acento fonético, denotándose en ello el carácter y la intención de informar, más que en el de efectuar una corrección a mí, manifiesta ignorancia, (gracias por ello) en el modo y manera en que me estaba refiriéndome a la flora y muy en concreto a las peonías. Es por ello que al decir peonias, cargando la entonación vocal en la o, ya no me estaría refiriendo a planta alguna. Y sí que estaría haciendo referencia a Peonia, región al Norte de Grecia, en la antigua Macedonia, o en su caso, peonia, persona procedente o nativa de la región de Peonia.
Todos los días son días de aprender. Reza el dicho popular. Muy cierto, así lo entiendo y procuro tomar buena nota de ello, además si alguna otra particularidad me ha aportado el caminar a luz de la Luna, el pasar un rato agradable contemplando el estrellado cielo, tendido en piedra adecuada, donde no molestemos en demasía a los insectos y pobladores de la noche en el Torcal tales como el murciélago orejudo austríaco, el ratero, con problemas de conservación. El mismo mochuelo, el búho real… es por ello que no está en demasía el recordar la importancia de no molestar, repito, porque es la mejor manera de que no te molesten-piquen ellos.
Esto es, no molestar con luces artificiales, linternas, o dejando residuos y vestigios de nuestro paso por tan delicado entorno, disfrutando como no del silencio, respetando los sonidos propios de la Naturaleza, todo ello es posible gracias a que estos otros pobladores, visitantes humanos que irrumpimos en ese especial entorno, lo hagamos en forma y medida que no se note nuestra presencia.
Sólo así podremos seguir escuchando, visionando, olfateando, sintiendo la frescura de un paisaje netamente natural. Tal y como la Naturaleza nos lo ha regalado. Que ustedes con inteligencia, respeto y sabiduría lo disfruten.