Como ya hemos hablado en alguna otra ocasión, la osteoporosis es una enfermedad que va disminuyendo la cantidad de minerales que forman el material óseo de una persona. Lógicamente de esta manera los huesos se vuelven muy frágiles y susceptibles de sufrir fracturas.
Una densitometría ósea, como su propio nombre indica, es una prueba diagnóstica que mide la densidad ósea de los huesos de un individuo. Como es evidente, esta prueba es muy útil en el diagnóstico y en el posterior seguimiento de la osteoporosis. Existen varias técnicas para realizar la densitometría ósea, se pueden utilizar ultrasonidos, rayos X o isótopos radioactivos, por eso el médico especialista en este caso es el radiólogo. Tenemos que tener claro que la densitometría ósea es una técnica diagnóstica rápida, no invasiva e indolora, que no implica riesgo para el paciente y que probablemente en estas personas se realizará tantas veces como sea necesaria para el seguimiento de su enfermedad con el paso de los años.
El día de la realización de la prueba no es necesario que el paciente esté en ayunas, puede tomar su tratamiento farmacológico habitual excepto los suplementos de calcio.
Normalmente las zonas del cuerpo en las que se realizan las densitometrías óseas suelen ser la cadera, el antebrazo, la zona inferior de la columna vertebral o incluso el talón del pie. En el resultado final de la prueba se tiene en cuenta la edad y el sexo del paciente para que sea más representativo el valor obtenido, ya que se puede realizar a cualquier edad tanto en hombres como en mujeres. Es fundamental comparar este valor con las tablas de la OMS y así valorar el grado de osteoporosis que sufre el paciente por simple comparación con los valores normales.
Para acabar, no es mala idea disfrutar a fondo de nuestra cultura andaluza en compañía de la familia.
