De mercadillo el sábado. Me fui a comprar palmeras para mi salón, el calor extremo y mi ausencia, a pesar de las buenas intenciones de mis hijas, obraron malas influencias. Me gustan las plantas, cuidarlas, así que este verano me llevé a mi casa de Torrox las ocho orquídeas que tengo. Parece de locos, !I see! pero el resultado ha sido magnífico, el viaje ha merecido la pena. Por cierto prefiero cuidar, a que me cuiden en un amplio espectro.
Tengo mucho que hacer. Me matriculo en la UMA de nuevo. Sigo con mi curso C1 Speaking de Cambridge. Hablar inglés durante dos horas a la semana me hacer sentir genial.
Releyendo uno de mis libros favoritos. Aquí surge un Ken Follett lleno de genialidad que se con vierte en el narrados de momentos importantes de la historia, en este caso inmersos en unos momentos convulsos antes de la primera guerra mundial. En medio de las limpiezas de vuelta a este mi hogar de Málaga, en medio de un otoño cálido, por decirlo de alguna manera suave, descoloco libros y estanterías. Tardo bastante en este trabajo, porque me detengo en cada libro, los abro y siempre encuentro notas, pósit, algún pétalo de las rosas que siempre me regala Antonio y en estas redescubrí este libro. Me lo estoy bebiendo, porque a groso modo me acordaba de su contenido, pero no de los detalles, así que el disfrute es único porque mi mente ha evolucionado y lo percibo de manera más interesante que en mis recuerdos. Redescubro en sus páginas el comienzo de la lucha de las sufragistas en un Londres de finales del siglo XIX. Tratar de hablar del particular trabajo de Emmeline Pankhurst, la mujer que consiguió el sufragio femenino por aquellos lares, no sin pagarlo caro, obviamente, posiblemente no le haría justicia, necesitaría muchos folios.
Libros, libros, libros. Pregunten a quien quieran por su libro favorito y estén atentos a su respuesta, su respuesta será una forma de ver la vida. Parece que entra un poquito de fresco nocturno. ¡Qué alegría!
