Como todos sabemos la retina es un tejido que se encuentra en la parte posterior del ojo y es la responsable de la visión. En ella se encuentran los conos y los bastones, que son las únicas células de nuestro organismo que son sensibles a la luz. De la retina parte el nervio óptico que traslada los impulsos nerviosos generados allí hasta el cerebro. Lógicamente el desprendimiento de retina se produce cuando parte de este tejido se desprende de su situación habitual.
Normalmente la retina se desprende porque se perfora o se desgarra, ya sea por un traumatismo o por sufrir otras patologías como una gran miopía o una diabetes mal controlada. Se produce un síntoma muy característico en esta enfermedad, los pacientes con desprendimiento de retina a menudo observan moscas que realmente no existen. Otros síntomas también muy habituales son los destellos muy brillantes que observan en la visión periférica y la visión borrosa incluso ceguera en algunos casos. Lo realmente importante es acudir rápidamente al médico si presenta alguno de estos síntomas, porque una vez más es importantísima una rápida actuación.
El diagnóstico lo confirma el médico oftalmólogo mediante pruebas tales como una oftalmoscopia, una ecografía del ojo e incluso una electrorretinografía. El tratamiento usual incluye cirugía, ya sea con láser o con retinopexia neumática, esta última se basa en la colocación de una burbuja de gas dentro del ojo. Si el desprendimiento es muy grande pueden ser necesarias otras técnicas de cirugía más complejas. El pronóstico variará mucho de la zona afectada y de su extensión, normalmente si la mácula no se ha dañado suelen tener buen pronóstico. No obstante en ocasiones aunque se repare el desprendimiento no se recupera toda la visión. Para finalizar, hoy agradezco la grata sorpresa que puede esconder un enigmático aniversario.