Es un auténtico placer sentarte un rato, sobre todo al atardecer, y contemplar la Plaza de San Sebastián. Cada día la veo más hermosa y atemporal, con sabor de pasado y olor de futuro y renovación. Añeja y vanguardista, una simbiosis de elementos que se ensamblan con mucho arte para dar grandeza a todo el conjunto, desde la fachada y fuente renacentista, los edificios aledaños, destacando sobe ellos, la Casa de los Bouderé, y ese Arco que parece surgir como por encanto, no en vano recuerda una vieja leyenda.
Y lo mejor observar el tránsito de personas. Me gusta sobremanera verlas salir de la misa vespertina, tranquilas, pausadas, disfrutando de la tarde primaveral e intercambiando pareceres con las contertulianas habituales. Huelga decir que casi todas son mujeres y, casi siempre, las mismas. Y casi siempre me hago la misma pregunta ¿porqué la Iglesia Católica antequerana está llena de mayores? Porque somos muchos medianamente mayores los que podríamos buscar un rato en nuestro quehaceres diarios y sólo somos cumplidores en las fiestas de guardar. Y ¡claro que hay mucha fe! No seré yo quien lo ponga en duda. Tronos grandes, tronos chicos, imágenes bellísimas con sus devotos, cofrades que se desviven todo el año por ofrecer lo mejor de sus imágenes. Antequera es una fiesta de cofradías y fervor popular y todos a una bajo el paraguas de la Iglesia Católica.
No sé a qué puede deberse, si al contexto socio-religioso, a la inmigración o a que entre todos los convecinos hemos facilitado la proliferación de otras confesiones. El caso es que en Antequera hay más de diez iglesias entre evangélicos y testigos de Jehová, sin olvidar que tiene que haber algún lugar de recogimiento y oración para el colectivo musulmán. Me consta. ¿En sus cultos hay jóvenes comprometidos? y ¿cómo los atraen ? ¿Es posible que tengamos que reformar el modelo católico para hacerlo más atractivo? No sé quién pude aclararme tantas dudas que me acechan y me preocupan. ¡Si los mensajes del Papa son los más lindos y humanos que llegan a los corazones de todos, incluidos los no religiosos!
¿Porqué las iglesias están vacías? O no nos queda más remedio que llegar a la conclusión de que nos gusta el Papa, y no tanto la Iglesia, y eso sí que es un tema de reflexión, y tal vez un motivo de peso por el que se han asentado en nuestra ciudad tantas distintas confesiones en tan poco tiempo. Y no nos conformemos con decir que todos somos cristianos.