No se puede construir ciudad a base de Photoshop y Twitter: Sin descender a la bondad del proyecto o de la licitación, lo ocurrido en Málaga es un completo desastre por ser la más clara evidencia de la negación del diálogo y acuerdo como vía para desatascar proyectos e iniciativas.
¿Dónde están los promotores interesados en la Cultura y en Málaga, capaces de buscar el acuerdo para fomentarlas, por encima de la imposición de imágenes rimbombantes? ¿Dónde está la nueva política, la que aboga por el diálogo serio y por sentarse para acordar una solución lo más ventajosa posible para todos?
Incluso Rafael Moneo, en su proyecto para la ampliación del Museo del Prado, tuvo la humildad (que es obligación) de sentarse con los vecinos para dialogar: Tras años de modificaciones, Moneo admitió que el proyecto se enriqueció notablemente tras el duro debate.
¿Para qué se hace un proyecto sino para estudiarlo, discutirlo y mejorarlo? Es la gran virtud del papel: se puede esbozar, modificar, discutir y corregir.
Pues no: En el Astoria, bellas, acabadas y perfectas imágenes de Photoshop se han enfrentado en batalla vil contra tuits simplistas y demagogos. Promotores que han actuado como niños mimados versus defensores de un modo de hacer ciudad creyentes de poseer la verdad absoluta.
Así nunca se construye ciudad: La urbanística es una disciplina en la que el interés particular se subsume al general. Ambos egos enfrentados se sienten ganadores. La perdedora perjudicada, Málaga, llora el desacuerdo.