Concluido el verano e iniciado el curso escolar, de la misma manera que ocurre con los inicios de año una vez finiquitada la Navidad, los propósitos para iniciar una nueva modalidad alimentaria nos afloran y de inmediato nos predisponemos a ejecutar la más cruenta de las dietas con el propósito de mejorar esa línea que comercialmente tanto nos definen como algo de vital trascendencia, dado que, si no, nos sería imposible lucir una talla M o a lo sumo la L, y claro está, vamos a necesitar todos aquéllos y más si cabe, de los milagrosos productos que con muy poco esfuerzo y casi milagrosamente, nos llevaran a conseguirlo.
Días atrás, un socio me comentaba la anécdota de Alejandro Valverde, a su paso por Antequera en la última Vuelta Ciclista a España, donde decía irse de Antequera con el deseo de poder haber degustado el mollete antequerano, con aceite de oliva. Puesto que “su” dieta para la competición no le permitía tamaño deleite culinario.
¿Es posible…? Me requería mi interlocutor. Sí, claro. Un ciclista no puede comer más que lo justo, preciso, necesario y adecuado para el esfuerzo a realizar en cada uno de los días durante los cuales se juegan el ser o no ser, en su profesión como deportistas de élite. Y mejor que no pregunten… ¿de qué menú disponemos hoy? Sencillamente comen lo prescrito y a pedalear.
Sí, lejos y olvidadas para ellos, quedan aquellas frases a sus madres, acerca de; ¿Y hoy qué tenemos para comer? Algo que solía darse con bastante frecuencia, en aquel personaje que, en llegando a casa, solía preguntar: ¿Hoy qué comemos? Yo… yo no quiero garbanzos. Y con habichuelas, puffff… menos todavía. ¡Y las lentejas, ni me las nombres! El ciclista ha de olvidar el deleite por la comida y comer según la necesidad.
Con la intención de encontrar una dieta adecuada para nuestro deporte en concreto y para el grado de esfuerzo al cual someteremos a nuestro organismo, continuábamos nuestro pedalear y nuestra cháchara. Y ya que a la mesa, tostado y debidamente aceitado, habíamos traído el mollete, informábale yo que, personalmente no tengo motivos para el desprecio, menos aún, en estando acompañado con una cucharadita de mermelada de moras, de las recién recolectadas en el Torcal. ¡Ah… y, algo de pescado, poca carne, más garbanzos, más habichuelas, más lentejas, más arroz, frutos secos, ensaladas con verduras de todo tipo, frutas, miel de abeja al gusto, polen, jalea! Con todo ello, mi dieta está servida. Eso sí, buscando el equilibrio a diario, nada de déficit alimentario. Nada de superávit. Armonía estimada, en llegando la hora de irnos a dormir.
Y les dejo con la foto del podio conseguido por José Antonio Aguilera Talavera, como segundo clasificado en el maratón celebrado en Yunquera el pasado domingo, puesto que además le sirvió para afianzarse como segundo en la General del XV Circuito Diputación de Málaga de Maratón.
Circuito en el que continuaremos con la cita en Alhaurín de la Torre mañana domingo y Coín en el primer domingo de octubre.
Y recuerden para el sábado 12 de octubre la cita será en el Nacimiento de la Villa, prueba de Rally que cerrará el circuito en esta modalidad. En ella pedaleamos ya para ultimar los detalles de publicidad y organización.
