Cuando se va templando el verano y levantes y solanos dejan de jugar en la playas con mayores y pequeños, cuando aún los fríos están adormecidos, y los susurros del viento comienzan a acariciar los árboles hasta ir dejándolos desnudos, llegamos al final de septiembre. Precioso mes que nos trae en bandeja la rutina, los horarios, el orden, la normalidad que es un verdadero disfrute, y la luz. Los colores más cálidos se posicionan en unas puestas de sol, espectaculares para recrear la vista con admiración.
Y todo este precioso marco encuadrando la belleza antequerana sirve para vivir festivos eventos en la calle. Así llegamos al día 30 donde los voluntarios de Prolibertas nos quieren sorprender con una verbena popular en su plaza. La plaza de los trinitarios, testigo fiel y muda de tanta historia y mayor generosidad.
Para hablar de esa casa hay que hacerlo con mayúsculas porque allí hay mucha solidaridad expandida por cada uno de sus rincones. Acogidos que dignifican su vida al calor y trabajo de personas consagradas y voluntarios que saben extender las fronteras para acoger a todos. El SIT (Solidaridad Internacional Trinitaria) es un apasionante trabajo de amor y ayuda a los cristianos perseguidos y una de las maneras de hacernos ver a quienes estamos aquí relajados, la necesidad de pedir por tantos sufrimientos.
Para compartir, colaborar, pensar en los demás, y también ¡cómo no! pasar un buen rato en compañía de amigos, y de dos Antonios trinitarios que nos hicieron soñar y reír trabajando por los demás, hemos de acudir a su verbena. Los precios son populares, el ambiente, y sobre todo, el fin es extraordinario. El viernes Antequera se tiene que ir a la Trinidad. ¡Gracias!