Negar que no estamos preocupados, es como no reconocer que algo gordo se nos viene encima. Y debe ser bastante serio cuando, tras las largas y reflexivas, reuniones de los Gobiernos, la medidas son cada vez más coercitivas.
Es cierto que los ciudadanos tenemos la obligación de cumplir todas las normas propuestas, no sólo porque nos beneficia a nosotros mismos, también la conciencia del peligro de contacto puede ayudar a muchos a otros que tienen un comportamiento más relajado y dan menos importancia al hecho. No me aterra el miedo, sí que tomo todas las precauciones necesarias y pienso que un poco de prudencia no nos vendría mal.
Este virus es muy veloz y está llegando con tanto anticipo que no da tiempo a tener todo preparado para su recibimiento. Y se hospeda en cualquier persona y lugar. Cerrar las puertas, cubriendo todas las rendijas con precaución, higiene y evitando el contacto físico, quizá se atreva a pasar de largo.
En eso debemos estar, en trabajar todo lo necesario para que no llegue. Y si lo hace, minimizar los casos para que se puedan atender debidamente. Todos tenemos la obligación de colaborar. Es por el bien público y en ningún caso ignorar las advertencias con la bravuconería del “ a mí no me va a pasar”.
Y siempre un reconocimiento y gratitud a los ciudadanos que cumplen un papel primordial en la sociedad. Están expuestos, desde los supermercados, servicios públicos, hasta farmacias. Y qué decir de los sanitarios. Labor de entrega y atención que superan su miedo confrontándolo con el de los pacientes que llegan buscando alivio y consuelo. ¡Qué gran labor la de nuestra Seguridad Social!
Siempre tratándola de oscurecer por casos concretos de personas que han sufrido alguna anomalía. Se nos olvida que son humanos, con una gran vocación, los que están al frente. Y cometen errores. Los aciertos son tantos, que nos ayudarán a paliar esta situación haciéndola lo más llevadera posible. Enfrentándose cada día a la enfermedad, poniendo los medios a su alcance, es la mejor seguridad que nos pueden transmitir. Y la sociedad apoyando todas las decisiones sanitarias y gubernamentales.