miércoles 12 marzo 2025
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El lamento de las palabras

“Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento”.
Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor.

Ay! Solo un leve roce en el signo de exclamación y se ha oído un dolor en el universo de las palabras. Tatuar páginas con tinta negra y dejar el rastro cual conversación inacabada que se engancha perezosa en las líneas curvas de un teléfono. Desencriptar enigmas para poder pasar la vista sobre ellos y que no nos resulte desconocido el mensaje de otros mundos, de otros países, de otras letras. Mayúsculas enormes como las mariposas gigantes del Brasil, como la contundencia de los elefantes o la de los rascacielos que levantados con ladrillos y cemento guardan vidas y las palabras que las envuelven. Asistimos a una exposición de palabras. No, no estaban en libros, que son los fieles guardianes de las mismas, no, estaban expuestas en cuadros.

Las había de todos los tamaños, en todos los colores. Enmarcadas entre cartulinas, paspartú y cristal. La medida la imponían los marcos, ellas, las palabras, solo le limitaban a ser miradas a se leídas a ese juego de pasar por las mentes de los visitantes y luego permanecer en silencio ante los comentarios jocosos o no de los presentes. Fue la palabra tatuaje, sola en un marco de uno por cincuenta la que llamó nuestra atención Trazada en negro con pincel grueso, convincente, leal. Era negra y chorreaban pintura roja las dos T T. Una sola palabra enorme que dolida, tal vez por las agujas que perforan la piel a una velocidad increíble, lloraba. Tan increíble como esta muestra en la galería La Quimera situada en el centro de esta ciudad que huele a mar porque está aquí al lado, que huele a azahar sin que nadie le prohiba hacerlo.

Volvemos de la imaginación y nos encontramos con dos colores inconfundibles en nuestra retina, el verde y el blanco. Palabras sin extrañas mezclas, sin giros de guión, esperando ser un espectáculo absoluto ondeando al viento, sin palabras huecas.

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