viernes 22 noviembre 2024
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El Niño eterno

 

La clase de admiración que despertaba en los hombres de antes el paso de una mujer hermosa quedaba plasmada en esta exclamación: «¡Bendito sea Dios!». Contundente jaculatoria, porque metía en el mismo saco dos absolutos: Dios y la mujer. Siendo ambos amores verdad simultáneamente, esa certeza (de estar en la verdad) era, a la vez, la más fuerte y católica (universal) profesión de fe que pudiera salirle a uno de dentro espontáneamente.

Hoy estas cosas las piensan sólo los cuatro gatos (machistas, se nos dirá) que simpatizan menos con estos vivos, que con aquellos muertos que tuvieron, al menos, la audacia de dar fe de lo que dijo Goethe: «el eterno femenino nos atrae hacia lo más alto».

También el eterno Niño nos atrae hacia lo más alto, y por razones que guardan cierta analogía con lo anterior. El Verbo se hizo niño, dice la fe, y los teólogos insisten en lo que hay de abajamiento (kénosis) en el gesto divino de la encarnación, por el cual Dios se despojaría de su omnipotencia presentándose justamente como no-Dios.

Otros, en cambio, ven en el «sonriente abandono de un niño pequeño», una suerte de superioridad divina. «La omnipotencia recurre al carácter irresistible de la mirada infantil, a la fascinación inconsciente de los gestos infantiles, para alcanzar lo que sólo se puede dar espontáneamente»(G. de Cardedal). Esta experiencia cotidiana, puesto que «nos atrae hacia lo más alto», prepara y facilita, casi sin solución de continuidad, la fe en el Niño-Dios.

La estampa del Dios-Niño eterno, «jugando todo el rato en su presencia con la bola del mundo» (Pro. 8) mientras el Padre Creador trabajaba y siendo «su alegría cotidiana», anima la fe con una vitalidad de cachorro, contra la que nada pueden las sesudas alegaciones de los profetas ateos. Suenan éstas a rancio y van un paso por detrás; porque el que exclama «¡Bendito sea Dios!» ante la mujer, el Belén, o el Verbo eterno jugando… no hace ya una afirmación de fe en su existencia, sino que profetiza la clase de dios que es este Dios.

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