No hay superstición que valga, ni se ha pensado en echar un pulso a la suerte. Es el número de casetas que llenarán el Paseo Real en los próximos días de feria. Parece una apuesta acertada en un lugar apropiado y cerca para todos los feriantes que quieran acudir.
Lo mejor es la concentración de casetas que es lo que realmente anima una feria. La competencia es animadora y atrayente, y al feriante que desea vivir esos días de fiesta se le facilita en gran medida su colaboración. A la gente le gusta la feria y todo lo que tiene que ver con ella, y desea poder participar sin tener que hacer un verdadero recorrido entre caseta y caseta. En esta idea puede estar la apuesta de futuro y recuperar la importancia de tiempos pasados, porque lo que está claro que tal como se había concebido en estos últimos años, no le quedaba mucho tiempo para pasar inadvertida.
No fue un logro desde un primer momento cambiar su ubicación, por mucho que molestara a los vecinos de la anterior. Un pueblo siempre ha tenido su ferias y fiestas patronales, respaldo de sus vecinos y lo de menos era el ruido. Hoy se concibe de manera distinta, hemos aprendido palabras nuevas; sabemos lo que es un decibelio y la ley por delante en todo. Si alguien se fastidia, o a un colectivo que trabaja a destajo para defender su cofradía o deporte les cierra las puertas el legalista de turno, no tiene nada que hacer. El individualismo se nos cuela por todas las rendijas. Así que se nos plantea la posibilidad de ver una feria a la altura de la ciudad patrimonial que tenemos. Cuidemos la y entre todos hagamos que sea atrayente no sólo para los antequeranos sino también para los comarcales que se acercan a disfrutar.
El Ayuntamiento se va a esmerar para que la comodidad y el espacio sea una realidad en cada una de las casetas. Pero el éxito no se consigue con montarlas, hay que llenarlas y mantenerlas vivas. Eso depende de que cada uno de nosotros creamos que una prioridad es cuidad nuestra feria.Es muy sencillo, si queremos que nuestras tradiciones se mantengan no se nos pide nada más que participar en ellas. Y la feria es la más alegre de todas las fiestas del año. Así que un olé y a vivir unos días que siempre buscan hueco en el almacén de los recuerdos.
