lunes 25 noviembre 2024
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El paseíllo

Casi todos los que hemos superado la cincuentena tenemos un conocimiento medianamente aceptable de la historia democrática de este País. Todos hemos criticado con la boca pequeña los robos, abusos y decisiones dictatoriales que nos han sumido en un país mediocre, poco creíble y con muchos problemas que nos hemos buscado cuando empezaron a hacer sus prácticas la escuela de Alí Babá y miramos para otro lado. El éxito de sus botines atrajo a estafadores, trepas, maleantes de guante blanco y todo tipo de sinvergüenzas que se mueven en las altas esferas, bien vestidos, de exquisitos modales y conocedores de las reglas del buen vivir, chapurreo de idiomas y viajes por el planeta que les dota de una diplomacia bien aprendida, con astucia, y sus mejores trajes son de piel de cordero. Tan generalizada tenemos la corrupción que ha llegado a la hija del Rey, mejor dicho a su consorte ambicioso y ha tambaleado una institución de la que estábamos plenamente orgullosos.
 
Hay que ser honestos y reconocer el enorme esfuerzo que hizo el Rey por traer paz y concordia, renunció a la inmensa mayoría de sus poderes para ensamblar a todos los ciudadanos en la caja de armonía que hizo de España. Día tras día, renuncia tras renuncia, emocionado cogió su destino en la historia y se puso al servicio de todos. Aún estamos en deuda, porque a pesar de los pesares, buscar la paz es el objetivo más bello y altruista al que los humanos podemos aspirar.
 
Y sigue siendo el Rey con criterio de lealtad, obligando a su hija a que responda por su mal proceder en asuntos turbios, ajenos y desgraciados para la institución que representa.
 
Muy bien, la justicia tiene que seguir su camino, pero que los medios de comunicación se ceben y estén haciendo apuestas de que si la Infanta dará o no el paseíllo hasta los juzgados, me parece de un gusto macabro, desleal y hortera. Supongo que tendrán cosas más interesantes de las que informar, lo serio no hace audiencia ni vende prensa. Belén Esteban se vende como rosquilllas y los trapos sucios van de plató en plató para evitar que bajen los espectadores.
Cataluña es posible que se pueda librar de Mas porque éste tendrá que aprender a andar a derecha e izquierda, de frente tiene el muro de la Constitución y detrás el impuesto por él. Y los brotes verdes que podrían llegar con el adelgazamiento de políticos, instituciones y farfollas se adormece en las carpetas de los que les falta valentía. Un País de torpes donde el paseíllo es la atracción principal.
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