Nunca ponerse caliente en invierno nos costó tan caro. Sabíamos que las compañías energéticas gustaban de sacar el máximo provecho, pero desconocíamos que teníamos que pagar un peaje tan elevado. Los acontecimientos de la climatología han roto todas las previsiones del consumo eléctrico, pero creíamos en un decoro que suena –en los tiempos que corren– a cachondeo. Doscientos euros de factura en sueldos de no más de 1.000, son datos más que relevantes para que saltaran todas las alarmas. Pero no ocurre, aquí ya se sabe. La economía sumergida y el abuso de unos cuantos conduce a que sean siempre los mismos los que más abonan. Seguimos sin tocar la alarma y obviándola en caso de que suene.
Entretanto el panorama nacional e internacional, en un año que acaba de arrancar, sigue mostrando en televisión la peor de las caras: el discurso de Puigdemont al que pocos han escuchado en la Unión Europea y que ha alcanzado unos costes de 120.000 euros; las ignominias de grupos de jóvenes que sin oficio ni beneficio muestran su violencia y crudeza con linchamientos públicos que de forma inmediata se hacen virales; y por último la llegada de todo un esperpento del escenario que es Donald Trump, alto de estatura, pero bajo de miras, que está calentando motores en unos momentos donde la economía a nivel mundial tiene un frente asiático al que no se puede echar freno.
Decimos adiós a enero que se ha mostrado más blanco que nunca en todo el territorio nacional. Niños y adultos han disfrutado de la nieve, pero una vez más la falta de prevención ha puesto de relieve las carencias de un país que en Fitur ha mostrado su mejor cara (bellísima la estampa del Dolmen), pero que saca a relucir las vergüenzas de los dirigentes y responsables en sus distintas administraciones. 12 horas en el interior de un coche en una autopista requieren, si queremos ser serios, de la asunción de responsabilidades políticas.
Idénticos escenarios, pero con diversas escenas y cada vez más faltos de mínimos éticos y morales son los que nos esperan para este 2017, donde calentarse con o sin recibo de la luz será muy costoso para unos y regalado para otros. Aquellas que no se enteran de que sus maridos manejan fortunas millonarias en cuentas suizas ni tendrán frío ni habrán oído hablar de la subida del recibo de la luz. ¿Para qué?