El whatsapp reduce siempre las palabras y cuando te dicen: “¿Es cierto lo de Ontiveros?”, no sabes lo que quieren preguntarte. Y cuando no respondes a un mensaje privado, el móvil no para de llamar. Lamentablemente, se confirma la trágica noticia: nos deja un chaval de 36 años: Curro Ontiveros Jorge.
Quienes lo conocían y apreciaban, no hemos parado de preguntarnos el porqué. Quienes fuimos al velatorio, no sabíamos qué decir a su familia, incluso ni te atrevías acercarte. Quizá el silencio aglutina la rabia, las dudas, las preguntas, el dolor… Silencio impoluto el que se respiraba en la iglesia de El Carmen cuando entraste y saliste, del brazo de tus familiares y amigos. Un silencio sepulcral, fue el pésame que daban los presentes.
Dicen que el papel se va a acabar. Que Internet y las redes sociales van a dejar sin sitio a periodistas y personal de las imprentas. Equivocados deben de estar porque arriba en el cielo, precisan de jóvenes que enseñen a Gutemberg y sus sucesores, cómo utilizar los ordenadores, para que el papel siga vigente en ésta y la otra vida.
Es la única explicación que se nos ocurre tras la repentina y triste pérdida de Curro Ontiveros, el joven de 36 años, el amante del Torcal, el siempre atento diseñador de Gráficas Antequeranas El Progreso, el enamorado de Desi, su mujer, de sus hijos Curro y Hugo, de su familia, de sus amigos, de sus compañeros.
Pasan los años y siguen pasando hechos que no tienen explicación. Espero y confío que cuando le toque a uno, sepa tener esa respuesta de rabia, de cómo un joven padre de 36 años, nos deja sin avisar. Arriba lo preguntaremos y siempre, con fe, amor y esperanza, encontraremos la respuesta.
El papel se acabará, las palabras y los tipos móviles se los llevará el viento, pero tú, Curro, siempre estarás presente entre todos los que vimos en ti cómo una sonrisa es suficiente para seguir adelante. Adiós al joven que siempre sonreía…