Será muy difícil saber si Pedro Sánchez, nuevo director de lo que queda del PSOE, pensó en algún momento ganar las elecciones a la secretaría general de su formación; pero pocos dudarán que su gran adversaria, Susana Díaz, se veía como la clara favorita.El electorado no ha perdonado a esta sevillana, altanera y que sin hacer más méritos que los que le posibilitó la actividad política, se estaba paseando por España como la madre salvadora. Animal político como pocos –lo dije en otro momento– había manejado desde Andalucía los hilos políticos para desbancar a Madina tirándole a la cara a Pedro Sánchez. Cuando éste se creía en el director de orquesta ella se presentó como la esperanza para liderar España.
Bien equivocada estaba y así lo han dejado claro las urnas. Contra todo pronóstico Susana ha sufrido una derrota más que inesperada. Su rostro, al momento de los resultados, era todo un ejemplo de mujer abatida que le obligó de forma rápida a proponer el congreso regional del partido para finales del mes de julio. Ella sabe que Andalucía sigue siendo su feudo. El clientelismo y el enchufismo creado durante décadas en sindicatos, empresas públicas y privadas han generado un panorama que vuelve a poner sobre la mesa que desbancar de Andalucía al PSOE es misión casi imposible, pero no lo es tanto colocar a nuevos candidatos. Susana se apoyó en la vieja guardia y las urnas han demostrado claramente que la rosa de España ni está en la misma mano, ni los pétalos tienen los mismos principios.
Ahora nos toca esperar y ver. Se hace difícil pensar que el nuevo secretario no caiga en las garras de la izquierda más radical a la que el mismo ha aplaudido. Su objetivo no va a ser Rajoy o Pablo Iglesias. Para Pedro el único destino es ocupar la Moncloa. Por tanto plausible será hablar pronto de la podemización del PSOE si con ello el hombre del ´no es no´ consigue la poltrona de la Moncloa. Es hora de ver cuáles serán sus afirmaciones y sus posturas frente al esperpento catalán que cada día está desafiando en mayor grado al Estado sin que este haga nada por parar tan brutal atropello, pero mucho me temo que con la corrupción extendida desde el cabo de Gata al de Finisterre, España tiene que urdir de forma urgente una hoja de ruta para que el verano no achicharre a muchos.
