Aún estoy en ese sitio en que los escritores no queremos abandonar. Nuestros personajes, las vidas que inventamos para ellos, sus hazañas, su existencia lúgubre, o exitosa los escenarios en los que los colocamos, se resisten a desaparecer con el The end. Yo también me resisto a abandonar las cavernas profundas, las lágrimas turbias de mi nuevo libro, “En medio del viento” que ya está en formato digital y pronto en papel.
Lo que empezó siendo un reto para mí, se convirtió en un relato que comenzó a expandirse hasta transformarse en una novela corta. Los personajes son así, tampoco ellos quieren desaparecer sin dejar al menos un rastro escrito que enseguida se convertirá en huellas de lectores y ocuparán lugares en librerías, mesas, bibliotecas, casas.
A fin de cuentas la vida es demasiado corta como gastar trozos de ella en reparar los malentendidos que sobre uno pueden llegar a producirse, seamos reales o imaginarios. Eres lo que eres o lo que dejas de ser. Pero esto sólo confirma que no merece la pena sentirse ofendido por lo que los demás crean o dejen de creer. Por esto decido permanecer un poco más, en medio del viento, porque allí me he sentido cómoda, he trabado amistad con mis personajes, he urdido secretos y pensamientos y he habitado con ellos en las profundidades de los No Dormidos. Capri, Aria, o los Rhoulas forman parte de mi vida y sé más que de ellos que de cualquiera de mis vecinos, estoy más que segura.
Suena el despertador y sin pereza me visto con un café solo y salgo como una exhalación para la universidad. ¡Comienza una etapa de mi vida y no tengo pereza para abordarla! Mientras corro con mis botas de siete leguas oigo la voz de mí querida Kate: “Escucha la canción de la vida”. Y eso hago, pero lo hago a mi manera. ¡Disfruten cada día del 2015!