Desde luego, que no me estoy refiriendo a la AFA, ese grupo de artistas que saben ver y tomar la instantánea justa que hace creatividad y arte. En los posados en los que quiero pararme son de gente que amparándose en una asociación o grupo no desaprovechan la oportunidad de chupar cámara. No sé por qué tienen que andar por todos lados quienes no participan activamente, y de manera constante, en los hermosos proyectos que esta ciudad ha parido con muchas horas de trabajo y esfuerzo en estas pasadas navidades, donde los Playmóbil, y la generosidad emocional y entusiasta de Juan Trujillo han colocado a Antequera en un lugar privilegiado, difícil de igualar. Por supuesto, en la inauguración todos, municipales, asociativos y los que quieren ser algo a cuenta de otros. En los días restantes, visitas espaciadas y casi de cortesía porque el objetivo de identificación estaba cumplido. El trabajo para otros, los idiotas e ilusos de siempre que seguimos creyendo que es posible arañarle un pequeño espacio a la injusticia.
No me voy a morder la lengua, porque mi valentía es exigua, sabe que no tengo nada que perder, pero estoy harta de ver fantoches que no dan un palo al agua y aparentan demostrar que esta ciudad no se mueve sin ellos. Y encima dan lecciones de lo bien que lo hacen, Sobresaliente.
Y aprovechando que mis ideas están claras y activas, mi lengua mordaz y el año recién comenzado, voy a pensar que alguien se va a parar este año para estudiar la adjudicación de los efebos con detenimiento, uno, dos, tres, no más, pero bien colocados en antequeranos extraordinarios que conviven con nosotros y apenas se hacen notar, y valen, sólo hace falta descubrirlos. El tema de la regidora podría sufrir modificaciones si estuviésemos empeñados en profundizar un poco en las trayectorias personales. Solamente un reconocimiento sencillo, el día del pregón, sin necesidad alguna de lucir mantilla y trajes distintos, costosísimo el cargo, en los días posteriores. Hay que entender que su trabajo lo ha realizado antes de ser regidora y no durante cuatro días de exhibición. Estoy hablando de conceptos distintos, porque hay personas que le cuesta desde que nacen poner su vida en la punta y la de su alrededor. Se merecen el efebo, la calle, el título de regidora y la foto. Para exhibirse doscientas mil que estarían encantadas. Mea culpa, mi lengua sigue viperina. ¡Feliz año!