Comienzan a notarse los efectos del verano. Incendios desparramados por nuestra geografía y un aumento de las temperaturas que dificulta que nuestro organismo disfrute de bienestar a la hora de acometer cualquier tipo de tarea, e incluso en los momentos de descanso. Con el paso de los años, las comodidades se van extendiendo para todos. Muchos hogares disponen de medios que refrescan el ambiente. A ello se suman las administraciones, con los toldos en la calle, mejorando el tránsito de viandantes que necesitan moverse por la ciudad. Otra cosa bien distinta es el frío que hace en esas oficinas que son de todos y de nadie. Me explico: Acudir a un organismo en verano puede que te sorprenda la baja temperatura que hay en su interior, se necesita echar mano de una prenda de abrigo, generalmente olvidada, que cubriría hombros y brazos, expuestos unos minutos a ese chorro de aire potente y frío, que se queda un buen rato en nuestro interior como temiendo abandonarnos. Si la energía está disparada de precio, el suministro para obtenerla está en la dictadora y cruel cabeza de un ruso que quiere cambiar el orden del mundo, al menos en Europa, que andamos amenazados, día sí y día también, que vamos a sufrir una escasez de consecuencias imprevisibles; es hora que también podamos tomar nota de lo que nos corresponde hacer.
También la temperatura está baja en el supermercado. Un rato haciendo la compra y sufres la piel de gallina. ¿Por qué no se intenta subir un par de grados más y ahorrar un montón de energía. No estropearía la calidad y la conservación de los alimentos. Se ahorraría dinero que podría repercutir en aflojar la escalada de precios. Abaratar el producto para que llegue de todo a todas las familias. Y si en otras épocas se ha podido disfrutar de una refrigeración a tope, hoy abría que echar el lápiz y ver cuánto influye a los consumidores, en la cesta de la compra, este gasto de energía, que dadas las consecuencias por las que atravesamos podría pensarse que es un poco de derroche. Igual ocurre en cualquier oficina municipal y estatal. Un poco del ahorro de hoy nos puede hacer falta a medio plazo. Está en nuestras manos.