Y en las salas de cine suelen dedicar este día al espectador. Ello conlleva la reducción de precio en las entradas, sí, puede ser un aliciente más para acudir a las salas de cine y disfrutar de alguna película a lo grande, de ese estreno que esperábamos. Personalmente reconozco que siempre me ha gustado el cine que nos cuenta la historia, el séptimo arte, qué duda cabe que es un gran vehículo, trasportando cultura y diversión. También me gusta, la comedia si está aderezada con toques educativos, con humor inteligente, aquella que nos haga pensar, es la mejor para dejarnos siempre alguna sustancia en la mente. Les cuento.
Pasar dos horas permaneciendo atentos a todo ello, es una muy buena terapia para nuestro cerebro, distraído únicamente por la posible sensación de tener los pies pegados al suelo, por efecto de alguna bebida derramada en sesión anterior, por algún incivilizado y poco respetuoso usuario de la muy necesaria sala cinematográfica y que la falta de presupuesto y pulcritud, en la limpieza de la sala, ha provocado.
Cierto es que con una asistencia de 12 personas, un miércoles, a mitad de precio… no da para mucho. Pero el desarrollo y trama de la cinta me están haciendo tomar notas para éste posterior análisis. Si el título es, “Loca por él”, va a ser muy lógico que nos den algún personaje, a modo de símbolo sexual, aunque después al personaje no le podamos extraer más que, eso, mucha fachada y poco más. Más “sabor” si quieren, pueda tener un personaje al cual sus amistades le tachen de estar sexualmente obsoleta, y que por su evolución en el tiempo nos demostrará, no ser así.
El cine, la sociedad en general suelen darnos distintos roles acerca de cuál puede ser la mejor personalidad a adoptar en cada momento. No nos contagiemos, la mejor posición es aquella que nos permita observar la belleza de las cosas, de las personas, con capacidad crítica, sin caer en seguir, en admitir una realidad infalible de todo aquello que nos puedan estar queriendo ensalzar, y que después nos cuartará nuestras decisiones. Tomemos un ejemplo.
En las fiestas se suele banalizar, el consumo del alcohol, se suele asociar con un momento de euforia, de estar pasándolo muy bien… y sí, el alcohol, presente en la bebida con la que podamos estar acompañando una alegre comida, celebración o sarao, tiene un efecto animoso, capaz de desinhibir al más pusilánime. Y todo ello puede que, con la muy probable presencia de individuos de corta edad, los cuales sin tener aún conocimiento, de la realidad y de los efectos del día después, y de otros muy negativos más a largo plazo, tomen nota de lo que ven, e incluso se sorprendan con aquello que los mayores les imponen de, no poder tomar bebida con alcohol, que pasa, ¿que ellos no tienen derecho también, a divertirse?
Vale, pero y ¿cómo es esta comedia? Divertida. No les voy a destripar el guión. Eso sí, sepan que en el grupo, cuando conformamos una gran reunión de personas, ahí puede estar el éxito, también les quiero apuntar, que para crear ambiente alegre, no hace falta tirar… de un diálogo soez, nada en contra de las palabras malsonantes, pero su naturalización en el diálogo, como premisa para crear hilaridad en la conversación, sólo denota falta de inteligencia para elaborar un notable ambiente de humor. Y sí, es muy cierto. En el grupo es donde nos vamos a sentir y vamos a tener más posibilidades de pasarlo bien. El ser humano siempre sobrevivió cuanto mejor y mayor fuere el grupo donde se ubicaba. En solitario, se es fácil presa de los depredadores.
Pero sepan que es esencial elegir bien, obviar aquellos grupos donde se nos impongan las razones, los pensamientos… los chistes, el modo y la manera de divertirnos, acepten, respeten, empaticen con todas las posibilidades. Ahora bien, después, han de tener la capacidad y libertad para tomar aquellas decisiones que podamos en cada parcela, en cada momento, creer más convenientes, para nuestra salud física y emocional.
