La vida es una continua lección, donde uno no para de aprender. No hay nada por supuesto. ¿Será por qué está concebida así o por nuestra, a veces, sin razón humana? Centrándonos en nuestra parcela, la cinematografía, el cine como una de las artes, es un velero a expensas de esos vientos. La foto publicada por este semanario en su número anterior, donde se podía ver la publicidad del estreno de “Lo que el viento se llevó” de Fleming, Cukor y Wood (1939), en la ciudad de Antequera, avivó más la llama que tengo encendida desde hace tiempo, reflexionando sobre la dirección de este maravilloso arte.
Desde aquellos años 50, cuando se estrenó en Antequera hasta hoy en día, la técnica, los formatos, el público,… ha cambiado una enormidad, para bien o para mal, ya se sabe con estas cosas del arte. Pero desde la llegada de la época del “homo digitalis”, el consumo feroz de producto visual ha producido, desde mi punto de vista, una involución cinematográfica en un amplio espectro.
Hoy en día, las plataformas digitales, con el ánimo de estar posicionadas hacen películas o series con un formato televisivo, tipo el de algunas series B de los años 90, o como aquellas que veíamos al medio día o por las tardes. Ojo, ya querrían algunos estrenos de hoy, el desarrollo argumental de algún episodio de “Se ha escrito un crimen”, “Las chicas de oro”, o incluso “El coche fantástico”. No es broma. La calidad argumental, la forma de articular el lenguaje visual, el producirlo… ha mermado. Nos han acostumbrando a reconocer como grandes estrenos a películas de superhéroes, dinosaurios… salvo excepciones, pueden serlo, pero de una u otra forma nos vuelven a ofrecer lo mismo. Y eso, sin olvidar las cuestiones ideológicas y políticamente correctas, llegando a la lobotomización social, tipo servidores de los Morlocks en “El tiempo en sus manos” de George Pal, 1960. Se nos están acabando los recursos. Queda la esperanza del avance.
Así ocurrió en los años 20, 50 y 70 del siglo pasado en el cine. Mientras tanto, algún ejecutivo espabilado ha creado una brecha en estas plataformas, introduciendo clásicos. Les invito a que lo descubran, si no han tenido la oportunidad de viajar por entre las distintas ofertas. Están ahí, soterradas y a pesar de ello con informes de tener gran número de visualizaciones, por encima a veces de algunos estrenos. Y es que, ya se puede plantar el dinosaurio más grande delante de la pantalla, que jamás hará sombra a momentos memorables como el de Scarlett, poniendo a Dios como testigo. Pues, eso.
