Podría hablarles de las miles de cosas que se me agolpan en la mente estos días; corrupción, atentados, feminicidios, toldos, feria, vestidos de gitanas, bodas que se avecinan, cambios de armarios, confirmaciones… Pero no, voy de dejar mis pensamientos para otros momentos, no quiero aburrirles.
Prefiero centrarme en la cuestación que la Asociación Española Contra el Cáncer realizaba este jueves 1 de junio, uniéndose como es habitual, la delegación antequerana con mesas y voluntarios por varios puntos de la ciudad.
Decía un informe que la Asociación lanzaba en su Facebook, que el 73 por ciento de los pacientes con cáncer van a necesitar ayuda de algún tipo, ya sea económica, social, médica o psicológica, añadiendo además que 40.000 pacientes viven solos; de ahí la importancia de esta cuestación, de pedir la colaboración ciudadana cada año.
No se asusten cuando vean una hucha para solicitar su colaboración, los voluntarios dejan su vida aparcada unos instantes para ayudar, porque nunca es suficiente.
Cuando el cáncer llama a tu puerta no se espera a nada, ni que seas joven, ni que tus sueños se tienen que cumplir, ni que estás mayor, nada; lo hace sin esperarlo y además, sin pedir permiso. Pero no le teman, cuando le abran la puerta, háganlo haciendo una apuesta: entras, pero no podrás conmigo.
La fortaleza, la esperanza que desde la AECC transmiten día a día en cada una de sus campañas no es casualidad. Es de lo que más se necesita cuando toda tu vida da un giro y de las horas que podrías estar pasando en la playa con tus seres queridos, las pasas sujetando la mano con un vial por el que entra la quimioterapia.
De eso saben todos las personas que lo padecen a diario, y por supuesto, sus familias, entre las que me encuentro. Por eso, les pido, que cuando vean una hucha, escuchen la palabra cáncer y vean a los voluntarios ir y venir a congresos buscando ayudas económicas por todos lados, no se espanten y colaboren.
Hay muchas personas que no son tan fuertes, no pueden hacerse pruebas con la rapidez necesaria o están solas, y no hay nada peor que enfrentarse al cáncer en la soledad. Por todo eso, tengan esperanza y colaboren, siempre.
