“Nada se detiene ni se detendrá jamás”.
(W. Whittman)
La fotografía capta el instante, los instantes de vida, de anhelos, deseos atrapados en un clic que ni siquiera se oye, más bien se intuye. El cuadro perdido y hallado de Francis Bacon es una historia del tiempo. Un rostro, para muchos inacabado, que deja entrever las facciones toscas de un hombre atribulado. Arte contemporáneo envuelto en la imagen irlandesa de su autor expresionista. El valor económico del óleo puede que tenga mucho que ver con este robo, aunque después de ver y leer muchas novelas o films sobre robos y las implicaciones económicas de los mismos, ya lo vamos pensando con otros matices, con otros ángulos detectivescos, o criminales.
Robados y robadores se encontraban en Madrid. Las bandas de delincuentes del este de Europa estaban en esta mixtura rocambolesca que se llama sencillamente robo. Mientras esto se solucionaba, y no por sí solo, los asistentes a la rueda de prensa saciaban sus a apetitos con un café, realmente desechable como pista, en una de las vending, repartidas geográficamente por la comisaría superior de policía. Café de máquina, chocolatinas, snacks y otras chucherías igual de contaminantes, y lo más interesante para nosotros… ¡agua!
Hay un quinto retrato que aún esta huido, robado, desaparecido, tal vez las huellas de los otros arrojen nuevas pistas sobre su paradero. Obviamente el interés es la pasta, su valor, así que todos los que buscan o han buscado estos cuadros confían que más antes que después aparezca el que falta. Tal vez lo dejen cerca del Senado que es donde los robaron y que por supuesto cuenta con el sello de zonas más seguras de Madrid.
Evidentemente estos asuntos no son tan relevantes como la guerra de Ucrania, Israael, Pa
lestina , o que diríamos en su lugar, yo propongo la actualidad educativa de Montessori. Lo dicho, mientras tengamos una vending en cada esquina de nuestra geografía laboral seremos felices.