Una fibrilación ventricular como su propio nombre indica se produce en los ventrículos, que son dos de las cuatro cámaras en las que se encuentra dividido estructuralmente el corazón. Los ventrículos se encargan de bombear la sangre a los pulmones y al resto del cuerpo y órganos que constituyen el ser humano en su conjunto.
Una fibrilación ventricular se presenta cuando el corazón al latir presenta un latido sin su ritmo habitual. En ocasiones este latido del corazón puede interrumpirse algunos segundos o incluso producir un paro cardíaco, por eso esta patología puede llegar a ser mortal. Normalmente una fibrilación ventricular ocurre en circunstancias en las cuales el corazón (miocardio) recibe poco oxígeno. Así por ejemplo, esto puede ocurrir en situaciones tan diferentes como un infarto de miocardio, cirugías, traumatismos o en enfermedades y cardiopatías sean o no congénitas
El síntoma mas característico que presenta una persona que sufre una fibrilación ventricular es el desmayo con pérdida de consciencia. Esto se produce porque el cerebro deja de recibir sangre o le llega en muy poca cantidad. Lo primero que debemos de hacer cuando la persona se desmaye es comprobar si tiene pulso, como probablemente no tendrá pulso tenemos que avisar a los servicios médicos de urgencia e iniciar inmediatamente la reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que lleguen.
Si no recupera la consciencia ni el pulso muy probablemente será necesario un desfibrilador para intentar recuperar el latido cardíaco. En ocasiones antes de que se produzca este desmayo la persona puede sufrir náuseas, dificultad para respirar, mareos y dolor en el tórax. Las personas que sobreviven a una fibrilación ventricular pueden presentar algunos daños en función del tiempo que haya trascurrido sin que sus principales órganos reciban sangre, o incluso pueden permanecer en coma. Para terminar hoy reconozco la importancia de ese ritmo cardíaco, nos recuerda que estamos vivos y mas aún si su ritmo lo marca el ser amado.