Para empezar, recordemos que en la base del pelo se encuentra el folículo piloso, allí se localizan las glándulas de sebo y los vasos sanguíneos que nutren al pelo. Los furúnculos son infecciones muy habituales de la piel que afectan a un folículo piloso y a su entorno más cercano. Los forúnculos pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo en la que exista un folículo piloso, pero son más frecuentes en las axilas y en las nalgas. Son más habituales en personas diabéticas, obesas, inmunodeprimidas o incluso con poca higiene.
Los furúnculos suelen estar producidos por el Staphylococcus aureus, que es uno de los microorganismos más comunes en la superficie de nuestra piel. Como todos sabrán, el forúnculo se inflama y duele a medida que se va llenando de pus y de células muertas. Aquí es donde reside una de las posibles complicaciones de este tipo de infecciones, la excesiva acumulación de pus puede producir un absceso interno. Si este absceso se rompiera por dentro, podría diseminar la infección hacia otras partes internas del organismo. Todo dependerá de la localización y del tamaño del absceso y del grado de infección que pueda soportar la zona, de esta manera producirán fiebre e incluso durarán varias semanas.
Los forúnculos pueden reventar por sí solos externamente, en este caso se trata la zona con un antiséptico al igual que ocurre con cualquier otra herida. No es muy recomendable que intentemos reventar en casa un forúnculo, lo más probable es que acabemos diseminando la infección y empeorando la situación.
En otros casos los forúnculos necesitan cirugía, el médico limpia bien la zona y sanea el tejido afectado en cuestión. En cualquier caso, el dermatólogo será el encargado de valorar cada caso en particular e instaurar la terapia y el tratamiento farmacológico, normalmente a base de antibióticos. Para acabar, esta semana les recomiendo una tranquila visita a esos pueblos blancos de la provincia de Cádiz.