Algunos periodistas se cuestionan, así mismos, loable en verdad.
Tal vez el periodismo, o una clase de periodismo, o algunos periodistas, se organicen una verborrea mentirosa y trapera para… Se me ocurre que para crispar o engordar las filas, de los lectores recalcitrantes y ultras, como hace Alfonso Merlos. ¿No han leído nada suyo? Pues…
Leo en la portada de La Razón con imagen de Bárcenas «La hora de la verdad».
¿Qué verdad? Me pregunto yo y muchísima gente.
La prensa está estos días llena de papeles, de envoltorios exóticos, de números y cuentas, de cajas fuertes, de calles blindadas en las que se oye la palabra «chorizos» con un fuerte tufo a mangantes, de bancos que distraen y afanan, o no devuelven lo limpiado a los desplumados.
Bien, pero esto no arregla al País, a España, esa imagen que Rajoy tanto y tanto defiende aquí o allá. Porque ciertamente se da unas viajazos pero no aterriza en el punto, según mi opinión, que le corresponde como presidente del gobierno.
Lo más fácil es echarle la culpa a los vecinos, sean del signo que sea, pues ya ven que mientras esto se hace se pasa por alto la realidad de una España que está llena de corrupción, hasta en el fútbol oigan.
Ahora, esta semana, la que está en mi microscopio es la ministra Mato. Hablaba de caras de cemento en mi último artículo pues aquí tienen una y pija. Lo de pija es como un clamor popular, yo más que pija la veo sosa, que a lo mejor es un sinónimo de pija. Lo investigaré.
Por eso voy a terminar con una frase de esta mujer en una entrevista: «Mi momento favorito del día es por la mañana, cuando veo como «visten» a mis hijos». Pues nada, a seguir celebrando los cumpleaños de sus queridos niños con globos de diseño y payasos pagados por las cuentas públicas.