Todos sabemos que desde muy antiguo el ser humano ha desarrollado una encomiable actitud de apoyo al semejante que según los antropólogos, podría haber sido parte de las principales causas que favorecieron la evolución de nuestra especie hasta hoy. Esta cualidad por la que se viene a favorecer la calidad de vida de otras personas que necesitan ayuda –en ámbitos como el de la salud, el alimenticio o el acompañamiento principalmente– se despliega sin fines de lucro y por tanto lejos de cualquier aspecto monetario. El beneficio por añadidura es mutuo en la medida de que quien resulta ser el bienhechor siente de inmediato la maravillosa emoción de percibir que con su esfuerzo o colaboración, alguien mejora su realidad social.
Ya en la edad media, estas actividades se realizaban como pruebas de amor al prójimo y eran tomadas como algo propio de la fe cristiana, creándose además los primeros hospitales gratuitos en los que personas de forma desinteresada realizaban labores de atención al necesitado. Posteriormente, en tiempos de guerra y al ser pocos los médicos que podían prestar sus servicios, los mismos soldados organizaban hospitales no lejos del campo de batalla y en los que solicitaban la colaboración pública para salvar la vida de los heridos. Así, poco a poco esta capacidad humana de apoyar al necesitado ha ido evolucionando hasta hoy por medio de entidades en la forma de ONGs y asociaciones auspiciadas por distintas legislaciones siendo la actual en nuestra comunidad autónoma la Ley General del Voluntariado promulgada en mayo de 2015.
En Antequera,como en otras muchísimas ciudades, esa “voluntad de servir”desplegada por encomiables entidades, se ha visto muy limitada por las dificultades originadas a raíz de la pandemia que atravesamos, pero es destacable que sin sus aportaciones y desvelos, las consecuencias habrían sido mucho peores. Personas altruistas y comprometidas que bien merecen un público reconocimiento, aun mayor, por el tiempo que dedican a su encomiables tareas de compromiso.
En esta semana que se desarrolla el XIV Andaluz del Voluntariado, obviamente on line, nadie debería quedar impasible ante los nuevos retos que se avecinan. Cada cual deberíamos aportar nuestro granito de arena pues siempre toda ayuda es poca. El mío, aunque modesto, lo despliego en la Fundación Cibervoluntarios, no en vano, merece ser recordado hoy el escritor uruguayo Eduardo Galeano cuando decía: Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.