Como seguramente muchos de ustedes sabrán, la hemofilia es una enfermedad que se caracteriza por presentar problemas en la coagulación de la sangre. Conocida ya desde tiempo inmemorial, la hemofilia es una enfermedad recesiva ligada al Cromosoma X, es decir, ligada al sexo. Afecta principalmente a varones porque éstos sólo tienen un Cromosoma X, a diferencia de las mujeres que tienen dos.
La coagulación es un proceso muy complejo en el que intervienen una serie de proteínas que actúan de manera coordinada y en un estricto orden. Debemos entender que con que sólo falte una de estas proteínas el proceso se interrumpe; esto es así porque cada proteína es como una llave que activa la siguiente. Profundizando un poco más en el tema, debemos recordar que existen dos principales tipos de hemofilia según sea el tipo del factor de coagulación que falte: la Hemofilia A surge cuando falta el Factor VIII; en cambio la Hemofilia B surge cuando falta el Factor IX. Al faltar algunas de estas proteínas la coagulación sanguínea es mínima y por consiguiente, estos pacientes sufren hemorragias internas con facilidad, siendo habitual en las articulaciones.
Lógicamente el tratamiento farmacológico pasa por reponer artificialmente el factor de la coagulación que produce el problema. Dicho tratamiento no es curativo, pero suele solucionar el problema y estos pacientes pueden llevar una vida casi normal, raramente tendrán complicaciones serias. Incluso si el grado de afectación es mínimo, la hemofilia puede pasar inadvertida hasta que el paciente sufra un traumatismo o se someta a alguna intervención quirúrgica. Normalmente los pacientes hemofílicos tienen unos antecedentes familiares muy cercanos. Para acabar, no sé si sabrán que España ha ganado el mundial de fútbol, independientemente de valoraciones deportivas, acontecimientos como éste nos recuerdan que pese a todo todavía somos una gran nación.
