Una histoplasmosis es una infección producida por un hongo llamado histoplasma capsulatum. Como ocurre en el caso de otras infecciones esta enfermedad afecta principalmente a personas inmunodeprimidas, como los trasplantados de órganos o los enfermos de SIDA e incluso a los ancianos.
Lo realmente característico de esta micosis es que cursa con síntomas muy parecidos a una gripe o a un resfriado, como por ejemplo escalofríos, fiebre, dolor en las articulaciones, sudoración, tos y dificultad para respirar. Aun así la histoplasmosis también puede diseminarse por el organismo y afectar a otras partes del cuerpo como el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos y produciendo erupciones cutáneas y pericarditis.
No obstante existen ocasiones en las que esta infección puede pasar asintomática. El contagio se produce al aspirar las esporas de histoplasma que normalmente se encuentran en el suelo y en los excrementos de algunas aves. Hay que tener muy claro que esta infección no se trasmite por contacto directo de persona a persona y también pueden sufrirla algunos animales como los perros o los caballos. Curiosamente el histoplasma se puede desarrollar mucho tiempo después de que se produzca la infección y sus síntomas pueden durar meses.
El diagnóstico utiliza diversas pruebas como radiografía de tórax y Tac y se completa con análisis de sangre y esputo que ponga de manifiesto la presencia del hongo. El tratamiento utiliza fármacos antimicóticos como el Ketoconazol y la Anfotericina B, aun así la infección puede prolongarse en el tiempo.
Normalmente el pronóstico suele ser bueno al responder bien al tratamiento, aunque hay casos como los pacientes inmunodeprimidos o las personas sin tratamiento, en los que puede llegar a ser mortal. Para terminar, hoy reconozco que gran virtud es convertir nuestra agenda en algo tan verdaderamente apasionante que sacie todos nuestros deseos.