Estoy interesada en hacer que el juego sea más seguro. ¿Qué juego? Preguntarán a continuación o al menos curiosidad le entrará a más de uno. Enseguida les contesto. Yo jugaba a romanos y a griegos. Mira por dónde ahora estamos casi a la par en la rampa de adultos desesperanzados y muy exasperados con la política económica que nos vemos obligados a llevar. Aunque de un salto geográfico, un experto en socioeconomía holandés comenta desde su tribuna, que nosotros los españoles, no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, que vivíamos pues… «tirandillo». Por lo visto los que vivían por encima de sus posibilidades eran los gobernantes y los que más los valencianos. Miren Zaplana con el concierto de Julito Iglesias.
Sí, de vez en cuando hay que salir hacia afuera y al menos contemplar otras posibilidades y desde luego no creernos todo lo que nos cuenten aunque parezca verdad y salga en una imagen, en una instantánea. Ya sabemos que desde hace siglos, las imágenes pueden maquillarse o restaurarse o diluirse hasta conseguir dar la que queremos o la que quieren. El otro día, ante unos padres de alumno, inseguros y tristes, esgrimí una frase que he hecho mía desde hace… bueno desde esta crisis que aunque no nos diéramos cuenta empezó… «Érase una vez un país que desde el 2000…». La frase dice: «Bienvenido a un mundo sin certezas». Ellos querían saber, como si yo fuese un oráculo, que sería de su hijo, en años venideros si ahora había perdido todo interés por los estudios. Evidentemente ser una profesional de la Enseñanza y de la Comunicación, llena estas zonas de duda con empatía y de esperanza. Me alegró devolverles ese espacio de esperanza que todos buscamos, necesitamos o esperamos oír, hoy mejor que mañana.
Leo los titulares, respiro hondo. Y recuerdo, dentro del escepticismo en el que nos movemos, que hay que valorar lo que poseemos, luchar por lo que queremos, aún en medio del marasmo, y disfrutar de los que nos aman. Tal vez haya que jugar un poco con estos ingredientes.