Me gustaría hablarles de los tonos amarillos de la temporada, pero entre los dorados, el oro viejo o los tonos ácidos de la lima o el limón, se me cuelan los papeles de Bárcenas y todas sus consecuencias. Estoy escribiendo estas líneas y el juez Pablo Ruz, que acaba de llegar de La Haya, cita mañana al director de El Mundo y el lunes al ex tesorero del PP. Podemos quedarnos impasibles ante la corrupción pero yo al menos no tengo horchata en las venas.
Claro que sería mucho más agradable para mí, comentarles la Divina Comedia de Dante. Pero mientras paso casi de puntillas por su infierno o por el de Brown, que desde luego no son lo mismo. Me asfixia el humo de las primeras llamas que lamen nuestros montes atiborrados de hierbas secas y de árboles claro está, que no se han refrescado o atendido por falta de presupuesto. Luego hablaremos de las imprudencias que el hombre comete y yo recordaré…”todos contra el fuego”. Aunque caigan rayos y truenos y suenen las trompetas de los abuelos de las preferentes.
Podría entrevistar al mar que tan cerca tengo. Disfrutaría contándoles que las mejores tablas de surf, no son las más cool o las que gozan de mayor poder adquisitivo. Como yo prefiero seguridad y no barnices que tapan verdades y falta de calidad, uso las malibu o las evolutivas. Son tablas estables, manejables para girar, para permanecer en equilibrio sobre ellas, para gobernar con acierto y no volcar. Puedo conducir mi tabla con buena flotabilidad, para disfrutar de las olas. Algo así le pediría yo a un buen gobernante sea del signo que sea. Conciencia, estabilidad, equilibrio, acierto… ¡Ay!
En medio del oleaje de ensueño entra una pesadilla en forma de trabalenguas, autor, Rajoy: “No se habla de lo importante sí de lo que es mejor”
Pues eso.
