La penúltima polémica popular en las redes sociales sobre las obras en nuestro Conjunto Histórico se ha debido a la reconstrucción –con ampliación de volumen– de un edificio que ha limitado los conos visuales históricos, generándose multitud de opiniones –algunas interesantes, todas respetables– en cuya mayoría, a mi entender, falta el convencimiento completo y decidido de que el bien patrimonial que nuestra ciudad supone es único!
Todos parecemos entender la belleza de Antequera y su valor pero, a la hora de opinar sobre la gestión urbanística, prontamente aparecen otras variables en la ecuación –chuscamente maridadas– como modernidad, progreso, turismo o negocio. No nos engañemos: Antequera es única en su patrimonio pero, en otros aspectos, es una ciudad mucho menos competitiva. Y, esto, no acabamos de creérnoslo: ni lo primero ni lo segundo. Eso de cuidar la belleza de la ciudad, por encima de ciertos aspectos, parece ser cosa de comeflores idealistas!
Otra noticia comentada estos días también es sobre cómo el gigante de la moda internacional, la española Zara, ha comercializado una blusa extraordinariamente parecida a una diseñada por nuestro orgullo local Lorena Subires. Los que estamos atentos tanto a las pasarelas como al todopoderoso Inditex no nos extrañamos pues éste dispone de numeros “oteadores” dispuestos a “inspirarse” en toda producción interesante que les llegue a las manos! ¿Imaginan la cara de tonto que se me quedará cuando vea a una chica antequerana llevando esta blusa de Zara? ¡Nos la venderán ellos a nosotros! ¿No les parece curioso que los grandes holdings comerciales –no precisamente hippies comeflores– sí que valoren nuestra producción cultural y, encima, nos la vendan? No acabamos de creernos lo que de bueno y único tenemos y, eso, es lo mismo que condenarlo a muerte.