Hace unos días una persona me decía haber estado a punto de no poder terminar su calentito y enaceitado mollete, a consecuencia de las noticias que estaba visualizando en la prensa mientras aportaba a su estómago las primeras viandas que habrían de proporcionarle el primer aporte energético del día.
Es un pecado con difícil penitencia. Le respondía yo. Un mollete tostado en su punto, rociado y o irrigado con un buen aceite de oliva. No ha de importarnos que el aceite cale y nos chorree un poco por las manos; al terminar podremos acariciarnos las manos con el mejor hidratante para nuestra sufrida piel. Un buen mollete les digo, acompañado incluso con algo de mermelada de moras, con todo su sabor, recolectadas de las espinosas zarzas en algún caluroso atardecer del mes de septiembre, triscando en alguno de los abruptos callejones de nuestro Torcal, acompañado de un buen vaso de líquido al gusto, leche, zumo, infusión, etc. Esto… merece toda nuestra atención. Por varios motivos.
A esas tempranas horas nuestra mente fresca después del descanso necesita volar, imaginar, crear ilusiones…. Soñar.
La creatividad de nuestros sueños nos ha de llevar a la búsqueda de situaciones nuevas donde ir creciendo en conocimiento y autoestima. Hay que salir de lo cotidiano, de lo común, hay que entrarle a otras formas y otras maneras de comenzar nuestra jornada. Por ello tenemos que dejarnos de leer, oír o ver noticias. Habremos de concentrarnos primero en los alimentos y en tomarlos tranquila, reposada y concienzudamente. Sólo de esta guisa podremos asegurarnos una buena digestión y un buen aprovechamiento de lo ingerido.
Porque si desayunamos leyendo la prensa nuestra mente se anquilosa, se adormece, se amolda a lo que nos están trasmitiendo, perdemos nuestra innata y propia manera de pensamiento y lo más importante, repito nuestra capacidad de Soñar.
La bicicleta de montaña es un reto constante. Las posibilidades que nos brinda para superarnos cada día no se quedan en lo meramente deportivo. A decir de los expertos existe una zona de confort en torno a nuestras actividades más cotidianas, son todas esas cosas que prácticamente realizamos a diario y que por su cotidianeidad nos van limitando nuestra imaginación, cercenándonos nuestra capacidad de aprendizaje.
El reto de superar pendientes que al principio nos parecían imposibles, transitar por senderos repletos de dificultades, bajar por pendientes que en principio nos parecerán muy peligrosas e imposibles de realizar montados en nuestras bicis, todo ello, nos estará llevando a otra zona denominada zona de pánico o zona de grandes retos. Si creemos en nosotros mismos, si creemos en nuestras posibilidades, si vencemos el miedo a lo desconocido estaremos aprendiendo. Si conseguimos neutralizar nuestra tensión avanzaremos en la dominación de las dificultades, crecerá nuestra autoestima. Y en la misma medida estarán creciendo todas nuestras posibilidades de superar cualquiera de las dificultades a las que nos tengamos que enfrentar en nuestro día a día.
Todo ello comienza soñando que podemos hacerlo.
Si queremos que las estadísticas que nos dicen acerca del aumento en el consumo de tranquilizantes y somníferos no aumenten habremos de cambiar muchas de las actividades que sabemos nos llevan a ello. Les dejo con un muy bueno pensamiento:
La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice, y lo que uno hace están en armonía. Gandhi.