De sede en los populares. Acostumbrados como estábamos a verla en la calle principal protegida por su azul de siempre y su mensaje conciso y claro que decía mucho sin hablar. Mucho tiempo formando parte de un paisaje urbano a la vista de todos, invitando a militantes y simpatizantes, a tener una identidad en la cercanía, comodidad y a la vista. Y eso sí que es importante, el no perder de vista lo que cada uno es, expresa y siente. Así, que si no me explican con claridad los motivos, no entiendo el porqué de su escondite. Es menester ver dónde se la han llevado, no les pilla de paso ni a los que viven allí. Aún pensando que pueden ser motivos económicos, o la necesidad de los dueños a recuperar el local. ¿No había un lugar un poco más visible?
Me parece que cada cual ha de correr con su suerte y aguantar los envites cuando la mala gestión sobrepasa al trabajo responsable y comprometido de los servidores públicos. Pero que no se quiera oír hablar del PP valenciano no es el caso de Antequera. Aquí queda mucho por hacer, pero se trabaja mirando a todos lados, tanto que a veces despierta críticas y envidias. Y son personas que hacen lo que pueden, y se equivocan cuando piensan que pueden cambiar de ideas a gente que están en las antípodas, políticamente hablando.
Pues ahora, nuestro alcalde y concejales, tienen que trabajar más, han de ir en cada uno de sus actos proclamando que son populares, que están ahí por sus votos, y que ese programa que cada mañana les daba los buenos días para que pensaran detenidamente cada uno de sus movimientos y actuaciones, se ha ido de vacaciones temporales.
El tener a mano un lugar de encuentro, refresca la memoria y rescata del olvido muchas pequeñas urgencias que ayudan a una convivencia vecinal más justa.
