viernes 22 noviembre 2024
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Ir bajo el brazo de tu padre en el día de tu boda

Cuando la vida está en peligro, se valora mucho más. Cuando reflexionas que todo se puede acabar, te hace verla de una manera diferente. Suele ser comentada la muerte de personas, como la trágica de un joven de 39 años este jueves en una piscina cerca del Nacimiento; pero también hay buenas nuevas en pleno siglo XXI, y debemos de valorarlas y proclamarlas. 
 
Llevaba tiempo sin ver a una persona, y cuánta alegría verle de nuevo, en un día muy, muy especial para su familia, el día que llevaba a su hija al altar, para contraer matrimonio. Quienes estuvimos allí, nos sentimos parte de sus alegrías y de sus penas, de poder seguir compartiendo la vida, en estos días en lo que sólo es noticiable lo malo.
 
Experimentamos una conversación de gestos, miradas, lágrimas, cómplices sonrisas, entre todos. Cuando sabes de alguien que ha pasado una situación complicada, te alegras cuando le ves que lucha con todo su corazón. Y más aún, cuando observas a su familia que cumple un sueño, el verse todos juntos, unidos por amor que profesan entre ellos, en uno de esos días inolvidables.
 
No me importa decir que me seduce el romanticismo, incluso pecando de cursilería, pero en esos momentos complicados, el amor aflora y surge como unión. En esa ceremonia, el novio nos dio una lección cuando leyó, porque se emocionó, lloró, ante todos, sin importarle. Lo haría por amor a su ya esposa, por todo lo que han vivido, lo que han disfrutado, pero también por esas palabras que el sacerdote dice: “En la salud y en la enfermedad”. ¡Qué razón tiene!
Al igual que la noche del jueves se difundió la trágico suceso del desgraciado chaval, cuando surgen noticias positivas, deberíamos hacer lo mismo. No sabemos qué nos puede pasar en unos segundos, pero lo que sí sabemos es que tenemos al lado gente que nos quiere, personas a las que amamos, situaciones complicadas que vendrán… 
 
Por ello, como dice el centro de mi romanticismo, “carpe diem”, ¡no sabemos dónde estaremos mañana! Y aprovechemos los buenos momentos como los de un padre al llevar a su hija en el día de su boda.
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